Los meses de protagonismo de Iñaki de Juana en San Sebastián tuvieron ayer un final abrupto. Las decenas de simpatizantes que le recibieron como un héroe no estaban ayer frente al Hospital Donostia. Los responsables del operativo lograron su objetivo: efectuar su traslado con rapidez, para no dar tiempo a la izquierda aberzale a organizarse. Minutos después de que se confirmara oficialmente que iba a abandonar Euskadi, una ambulancia salió por sorpresa de los garajes subterráneos con De Juana dentro.

El preso abandonó su habitación pasadas las 13 horas por su propio pie y fuertemente custodiado por la Ertzaintza. Instantes después, la ambulancia partió junto con tres vehículos policiales camuflados y dos furgonetas de la policía autónoma.

Varias fuerzas policiales colaboraron en el traslado, que transcurrió por una ruta no desvelada. Guardia Civil y Policía Nacional peinaron las carreteras vascas desde primera hora de la mañana para evitar que grupos de radicales intentaran detener el convoy. El Hospital Donostia amaneció también con una fortísima presencia policial.

La ambulancia llegó poco después de las 18.20 horas a la prisión de Aranjuez, custodiada por guardias encapuchados que viajaban en cuatro vehículos.