Los seis actos de kale borroka que se han contabilizado en Euskadi en los últimos 10 días han sorprendido a los cuerpos policiales por su agresividad, sobre todo en un año en el que los incidentes que se registraban habitualmente en las fiestas veraniegas se han visto reducidos a la mínima expresión. Esta ola de violencia callejera colisiona además con la apuesta pública por las vías exclusivamente pacíficas y democráticas que ha realizado Batasuna. La credibilidad de sus planteamientos ha quedado en entredicho, pues para más inri sus dirigentes no han realizado ni el más mínimo gesto de condena.

Los dos últimos ataques se han producido esta misma semana. El martes, los radicales quemaron una docena de contenedores de basura en Azpeitia (Guipúzcoa) y, horas más tarde, otros dos en Vitoria (Alava), pero en días anteriores también hubo ataques. El más grave se registró el miércoles de la semana pasada en Zarautz (Guipúzcoa). Un grupo de desconocidos quemaron casi una treintena de contenedores y dos ertzainas resultaron heridos leves al intentar apagar las llamas.

Ante estos hechos, la respuesta de la izquierda aberzale ilegalizada no se ha movido ni un milímetro de la ortodoxia habitual. La alcaldesa de Hernani (Guipúzcoa), Marian Beitialarrangoitia, exmilitante de la ilegalizada Acción Nacionalista Vasca (ANV), lo tenía fácil para criticar o rechazar los incidentes de Zarautz, ya que el propio Departamento de Interior vasco los calificó en un primer momento de "gamberrismo radical espontáneo" y no de kale borroka .

AMBIG EDAD NO APROVECHADA Pero el mundo de Batasuna no aprovechó esa ambigüedad para distanciarse de la violencia: "No podemos hacer un análisis, son sucesos muy confusos", se limitó a afirmar Beitialarrangoitia. Pasados unos días, el Gobierno presidido por Patxi López varió su discurso inicial para acabar admitiendo que todos los incidentes han sido provocados por el entorno de ETA.

El desconcierto reina en la izquierda aberzale ante este rebrote de la kale borroka , sobre todo porque en los últimos meses su discurso se ha basado en reiterar que ha abierto una nueva etapa. Primero, sus asambleas internas ratificaron la apertura de una estrategia "sin injerencias" de la banda terrorista, que apostaba exclusivamente por vías democráticas y pacíficas.

Y como fruto de ese giro, el 20 de junio el mundo de Batasuna y Eusko Alkartasuna (EA) firmaron públicamente un acuerdo para trabajar de forma conjunta "en favor de la independencia de Euskal Herria". La confirmación de que las intenciones del mundo radical eran sinceras debía ser el distanciamiento de cualquier acto violento, pero la ola de ataques de estos días ha demostrado que no ha sido capaz de dar ese paso. Desde el PSE y el Partido Popular no han faltado voces que han criticado a Batasuna porque "no ha habido nin- gún cambio, solo fingimiento".

Ahora que se ha comprobado que Batasuna sigue sin distanciarse de los grupos violentos, queda la incógnita de saber qué opina ETA de los intentos de la izquierda aberzale de abrirse a otras fuerzas políticas para explorar vías políticas pacíficas.

SECTORES DESCONTENTOS Expertos de la lucha antiterrorista consideran preocupante el rebrote de la actividad violenta de la kale borroka , porque puede significar que existen sectores descontentos con la nueva estrategia para salir del ostracismo. En otro lado de la balanza, cabe destacar la ausencia de atentados terroristas en el último año, incluso durante la época estival. De hecho, este año no se ha producido ningún ataque contra intereses turísticos como ocurría habitualmente durante las vacaciones de verano.