Los 23 detenidos por su relación con los atentados del 11 de marzo en Madrid estaban organizados en células aisladas que funcionan todas al mismo nivel, aunque no tenían relación entre ellas. Además, los investigadores ya han constatado que esos grupos se caracterizan por mantener estrechos vínculos familiares y comerciales.

Unos colectivos con estructura lineal

Los investigadores han establecido que los implicados en el 11-M estaban integrados en una estructura conocida como lineal. En ella, las distintas células son independientes entre sí y tienen el mismo nivel, aunque cada una de ellas, se encargue de una función concreta.

Esa estructura difiere, por ejemplo, de la empleada por ETA que se organiza de forma piramidal. Es decir, los comandos actúan tras recibir las órdenes de los responsables.

Sin embargo, en este caso los investigadores aún no han podido aclarar si el grupo que operó en Madrid actuó de forma independiente o si se activó tras la orden de jefes de Al Qaeda.

Lo que sí sabe es que ninguno de los detenidos, según los datos manejados, ha recibido entrenamiento en los campos de Afganistán, como suele ser habitual. Y también sospechan que esta célula optó por atentar en nuestro país tras la convocatoria de las elecciones generales.

Hasta ese momento, los terroristas, según fuentes de la investigación, barajaban atentar contra Italia y el Reino Unido. Sin embargo, descartaron Gran Bretaña por ser uno de los países que cuenta con mayores medidas antiterroristas. Múltiples vínculos entre los familiares

12 de los 23 detenidos por su relación con el 11-M tienen relaciones de parentesco. Entre ellos figuran hermanos, hermanastros y primos hermanos.

El marroquí Jamal Zugam es hermanastro de Mohamed Shaui. Los dos, junto a Mohamed Bekali, dirigían un locutorio telefónico en Lavapiés (Madrid) donde presuntamente montaron los móviles que activaron las 14 bombas que reventaron los cuatro trenes.

Además, entre los últimos detenidos figuran los marroquís Hamid Ahmidam, Said Ahmidam y Mustafa Ahmidam. Hamid y Mustafa son hermanos y los tres son primos hermanos. Said quedó en libertad por estar en Marruecos cuando se cometieron los atentados, Hamid ha ingresado en prisión por colaboración --sus huellas aparecen en la casa localizada en Chinchón-- y Mustafa declara hoy ante el juez Juan del Olmo.

Por su parte, Farid Aulad, Khalib Aulad y Naima Aulad son hermanos. De los tres, sólo Naima ha ingresado en prisión por colaboración. Sus hermanos han quedado en libertad, aunque Kalid cumple una condena por robo y lesiones.

Los dos españoles detenidos, José Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro Castro son cuñados y compartían un negocio de compraventa de coches. Las relaciones con el grupo de Bin Laden

La mayoría de los detenidos han mantenido relaciones con el jefe de la célula española de Al Qaeda, Imad Eddin Barakar, Abu Dahdah, y con miembros del Grupo Islamista de Combatientes de Marruecos.

Jamal Zugam, el primer detenido, estaba controlado por la policía desde el 2001. El 5 de septiembre de ese año, la policía le interceptó una conversación en la que comunicaba a Abu Dahdah que había llegado a Madrid y que se alojaba en el domicilio de Adbdelaziz Benaish, uno de los implicados en los atentados de Casablanca. En esa acción murieron 45 personas, cuatro de ellas españolas. Abu Dahdah está en prisión desde noviembre del 2001 y en una comparecencia ante Baltasar Garzón vinculó el atentado del 11- M con un grupo musulmán.

Otro de los detenidos, Abdeluaid Berrak, admitió que conocía al responsable de la célula española de Al Qaeda de Lavapiés. Berrak era socio de Zugam de una peluquería en ese barrio madrileño. Este marroquí está preso por un delito de colaboración o pertenencia con banda terrorista. Por su parte, Mohamed el Hadi Chedadi, es hermano de Said, que también está preso por ser miembro de la célula española de Al Qaeda.