El vencedor del 26-J, Mariano Rajoy, arranca la ronda de contactos para formar nuevo Gobierno con el mismo runrún de fondo con el que llegó a la cita electoral. Con el apremio de Bruselas para que España forme «un gobierno estable» cuanto antes y acabe con la incertidumbre en la que lleva instalada desde el año pasado. Con la amenaza de multa y con poco margen para elaborar un nuevo presupuesto, que deberá ser restrictivo y estar en la mesa de la Comisión Europea el 15 de octubre a más tardar.

Una lista de deberes que auguran un intenso mes de julio y quearranca este martes con el primer gran reproche a Rajoy. Bruselas tiene previsto dar el paso que no dio en mayo y lanzar el proceso sancionador por no adoptar medidas efectivas para corregir el desvío en el déficit. El hecho de que el castigo se dirigiera a un gobierno en funciones y la proximidad de la cita electoral hicieron que Bruselas optara por cerrar entonces los ojos y aplazara la decisión, aunque no sin antes conceder un año extra (hasta el 2017) para poner las cuentas en orden a cambio de un tijeretazo de 8.000 millones.

LAS REGLAS "INTELIGENTES"

Este doble salto mortal del presidente de la Comisión, el democristiano Jean-Claude Juncker -a quien Rajoy envió una carta comprometiéndose con más recortes si gobernaba- abrió un frente con los adalides de la austeridad por la aplicación de las reglas. La presión de Alemania, Holanda y el BCE desde entonces ha sido enorme y ya no caben más piruetas. Ni el diagnóstico ni las cifras han cambiado y «España volverá a estar en la agenda» este martes, afirman fuentes del Ejecutivo.

Una vez que el colegio de comisarios adopte la propuesta, esta pasará a la mesa de los ministros de Economía y Finanzas, el 12 de julio. Si la avalan, será la Comisión quien deberá proponer el montante, que puede quedarse en cero o ser simbólico, como sugería el viernes el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. «Hay reglas» y «están para ser respetadas», aseguraba. «Al mismo tiempo, las reglas son inteligentes y no deben ser necesariamente punitivas», añadía. España tiene aliados en el Consejo, como Italia y Francia, que no ven el motivo, especialmente tras el Brexit, de añadir más munición al euroescepticismo.

Obtenga o no el perdón, el próximo presupuesto deberá ser restrictivo. Bruselas ya advirtió al Gobierno del PP que el del 2016 se quedaba corto y exigió cambios. Teniendo en cuenta que el borrador debe estar en la UE el 15 de octubre -como rigen las reglas de la zona euro- esto dejaría a Rajoy menos de cuatro meses para lograr el aprobado en el Congreso y el visto bueno europeo. No parece que vaya a obtener periodo de gracia. Tampoco castigio. El gobierno portugués no envió sus cuentas a tiempo en el 2015 y tras un tira y afloja entre Bruselas y Lisboa, la Comisión terminó avalándolas en febrero de este año.