El secretario de Estado británico para Europa, Denis MacShane, sorprendió ayer al Gobierno español con unas declaraciones en las que compara a Gibraltar con Ceuta y Melilla. El representante del Foreign Office insinuó además que el proceso de negociación sobre el Peñón está finiquitado y que Londres no firmará ni siquiera una declaración de intenciones con Madrid sobre el futuro estatuto de la colonia sin el consentimiento de los gibraltareños.

El Ministerio de Asuntos Exteriores español que dirige Ana Palacio recibió con malestar las declaraciones de MacShane, aparecidas en El País y El Mundo , pero eludió pronunciarse de modo oficial. Por su parte, el responsable internacional del PSOE, Manuel Marín, calificó las afirmaciones de "ofensivas" y "graves", sobre todo porque apelan a Ceuta y Melilla en momentos en que España intenta recomponer sus relaciones con Marruecos. El dirigente socialista exigió al presidente del Gobierno, José María Aznar, que dé una respuesta "contundente" al Ejecutivo que encabeza Tony Blair.

MacShane recalcó que el Proceso de Bruselas (marco negociador de Gibraltar) fue algo que firmó Margaret Thatcher con España 20 años atrás. "Tuvimos negociaciones intensas, pero no se logró un resultado satisfactorio, y hay que enfrentarse a la realidad política de que la gente de Gibraltar siente su identidad británica con tanta fuerza como la gente de Ceuta y Melilla siente su identidad española", dijo, equiparando un territorio con estatuto de colonia a dos ciudades españolas reconocidas como tales por la Constitución.

FRENO A LA NEGOCIACION

Si las negociaciones sobre Gibraltar ya estaban empantanadas, MacSchane les asestó un golpe de muerte al afirmar: "Dudo de que en estos tiempos se pueda esperar seriamente que la cuestión de Gibraltar pueda volver a la mesa negociadora con la esperanza de obtener resultados positivos". Dijo que las posibilidades de un acuerdo no aceptado por los gibraltareños "son cero" y pronosticó que España necesitará por lo menos "25 o 30 años" para ganarse la confianza de los habitantes del Peñón.

Fuentes diplomáticas españolas atribuyeron la actitud de MacSchane a "problemas internos" del Gobierno de Blair y a las presiones del lobi gibraltareño. Dijeron que España confía en que la Unión Europea, a través de sus normativas financieras, "ahogue" a Gibraltar y empuje a sus autoridades a facilitar las negociaciones entre Madrid y Londres. El socialista Marín señaló que esta vía es inútil sin la colaboración del Gobierno británico.