Las elecciones del 10 de noviembre no supondrían una modificación sustancial del mapa político actual y no resolverían la situación de bloqueo político, según un sondeo de DYM para El Independiente-Prensa Ibérica, que ofrece pocas variaciones sobre el mapa surgido de las urnas el pasado 28 de abril. Ni el PSOE arrasaría, ni Unidas Podemos se hundiría, ni el PP acabaría con Vox. Solo Ciudadanos sufriría un retroceso destacado de un 2,6% de voto, mientras que las diferencias en los resultados del resto de partidos no llegarían al 2%.

La encuesta, realizada entre los días 9 y 12 de septiembre, por lo que recoge el enfrentamiento parlamentario del pasado miércoles entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, sitúa al PSOE en un estimación de voto del 29,8%, un 1,1% más que el resultado logrado en las urnas hace casi cinco meses. Ese crecimiento se traduciría en un máximo de siete diputados, pasando de 123 a 130.

El PP también mejoraría su marca con un 18,5%, un 1,7% más, y entre 9 y 14 escaños más, sobre todo a costa de Cs, que reduciría el apoyo en las urnas un 2,6% para quedarse con un 13,3%, frente al 15,9% de abril. Las elecciones podrían costarle hasta 22 diputados si pasa de los 57 actuales a la cifra más baja de su horquilla, que se mueve entre 30 y 35 escaños. Vox mantendría su resultado con un 10,2% y contaría con un peso similar, entre 20 y 25 diputados.

ALTA FIDELIDAD / La tasa de fidelidad de la mayoría de los partidos se mantiene elevada respecto a abril con una excepción: menos de la mitad de los votantes de Cs declaran hoy que repetirían su voto. Ese cambio de parecer no se debe a que, a priori, opten por votar a otros partidos, sino porque presentan un elevado grado de indecisión o directamente se decantan por la abstención. De hecho, la ventaja socialista se basa en que recibe un trasvase desde la izquierda, de Podemos, y hasta el centroderecha, de Cs.