El PP acusó ayer al PSOE de asesinar a Montesquieu. La presencia de cargos del Gobierno en la manifestación de apoyo a Baltasar Garzón, como el secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarrías ("nadie en el PSOE quiere revancha, pero hay que abrir las heridas y limpiarlas porque si no se infectan", dijo en referencia a los crímenes del franquismo), dio pie ayer a que el PP acusara al PSOE de pervertir la división de poderes en España. Ayer, en una suerte de tráiler , José Blanco y María Dolores de Cospedal, números dos del PSOE y el PP, se enzarzaron en un cruce de acusaciones.

El PP, que hasta ahora había asistido feliz desde la sombra a la caída en desgracia del juez que tiró del hilo del caso Gürtel , Garzón, ha decidido salir a la luz tan pronto como el respaldo al magistrado ha comenzado a crecer más allá de lo presumible. Las manifestaciones del sábado, solo a título de ejemplo, tuvieron sus respectivas réplicas en Buenos Aires, Londres, París, México y Lisboa. Al PP no le ha gustado. Calificó primero ese tipo de protestas de presión intolerable al Tribunal Supremo, pero al descubrir la presencia de cargos institucionales entre los manifestantes halló una veta más interesante. "Algunas actitudes de personas muy destacadas del Gobierno de España están poniendo en riesgo la democracia", acusó ayer Cospedal.

EMBOSCADA EN EL CONGRESO Zarrías, en cierto modo, recibió de Cospedal un aviso de lo que se encontrará mañana en el Congreso cuando acuda a una sesión ordinaria de la comisión de Política Territorial. Pero, el secretario de Estado sería solo una pieza de caza menor. Los populares parecen decididos a hacer responsable de ese supuesto atentado contra la división de poderes a José Luis Rodríguez Zapatero. Así lo subrayó ayer la vicesecretaria de organización del PP, Ana Mato, que criticó al presidente del Gobierno por no atajar los ataques que desde su Ejecutivo se realizan contra las instituciones judiciales.

"CARADURA" El PSOE no se arrugó ayer ante los conservadores. El número dos de los socialistas, José Blanco, acusó primero a los populares de jalear a la Falange en su acoso a Garzón y, después, calificó de "caradura" a Mariano Rajoy. "La democracia no corre ningún riesgo. Lo único que corre riesgo es el PP que, con su comportamiento, da oxígeno, jaleándolos todos los días, a los falangistas", dijo Blanco. Y espetó contra Rajoy: "Perece que solo le parecen democráticos los actos en los que participan él y su gente. Vaya hipocresía, vaya cinismo, vaya caradura que tiene este dirigente del PP".

La jornada de intercambio de golpes la cerró, al final, Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz del Grupo Popular en el Congreso, que lamentó que Blanco "se haya instalado en la deriva de la radicalización".