Aunque al ir a la investidura Rafael Simancas no cambie el guión, el PSOE necesita aire fresco y presentarse ante la opinión pública con la honestidad por delante, con su malograda política urbanística como clara prueba del nueve.Golpeado en varios flancos, el PSOE no puede contentarse con atacar al Partido Popular y apartar a los tránsfugas de la vida pública. Por credibilidad, debe afrontar sus flaquezas y responsabilidades, y por idéntica razón, el PP no puede limitarse a verlas venir, agazapado tras el reglamento. Silencios y tramas oscuras a menudo se confunden.