El rey Juan Carlos aprovechó ayer el inicio de su cuarta visita de Estado a México para reiterar la necesidad de hacer de la lucha contra el terrorismo un combate a favor de los derechos humanos, la libertad y la democracia. Juan Carlos agradeció "vivamente" a México su "apoyo y comprensión" frente al terrorismo.

En julio del año pasado, el presidente mexicano, Vicente Fox, se comprometió ante su homólogo español, José María Aznar, a estrechar la vigilancia de los etarras instalados en México, que se calculaban en cerca de un centenar.

El Rey expresó, en el Congreso mexicano, la condena al terrorismo por atentar contra el derecho a la vida y contra "el orden moral". Por ello, argumentó, contra esta lacra "no caben ambigüedades ni refugios".

En el mismo escenario, destacó la presencia de España y México en el Consejo de Seguridad de la ONU y pidió que ambos países contribuyan a "fortalecer un concepto de autoridad internacional que permita una defensa cada vez más activa de los derechos humanos y la libertad".

Juan Carlos, que ha viajado a México para conmemorar el 25º aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con España, estableció un paralelismo con los cambios vividos por España en ese periodo. El reconocimiento del papel del exilio republicano español en México marcó el tercero de los mensajes que el jefe del Estado expresó ante los representantes políticos e institucionales mexicanos.

BANDERA DE 1.755 METROS

La bienvenida oficial de México al Rey tuvo lugar en el Campo de Marte, un recinto abierto destinado a ceremonias oficiales en cuyo centro se levanta un mástil de 102 metros de altura que sostiene una inmensa bandera mexicana que mide 1.755 metros cuadrados, lo que la convierte en la mayor del mundo. Su magnitud --puede verse a kilómetros de distancia-- impresionó de tal manera a José María Aznar que le inspiró la que ondea en la plaza Colón de Madrid, aunque ésta sólo tiene 294 metros cuadrados.

Fox recibió al Rey al pie de la bandera. Después se entrevistaron en la residencia oficial de Los Pinos. Ambos subrayaron los lazos entre ambos países, tanto en la época en la que no hubo relaciones diplomáticas como desde 1977, cuando México y España volvieron a intercambiar embajadores.