No son tiempos de ambigüedades o medias tintas, sino de asumir la realidad económica que atosiga a los españoles y de remangarse, sin prejuicios o cálculos interesados, para acometer con urgencia más reformas. Esa es la filosofía que impregnó el viernes el mensaje de Navidad del rey Juan Carlos, que incluso señaló a los responsables de sacar al país del atolladero, entre los que se incluyó: "Todos, empezando por nuestros partidos políticos y agentes económicos y sociales, somos importantes para conjugar voluntades en esta dirección, con generosidad, sentido de Estado y pensando en el interés general". Pero por si alguno de los aludidos dudaba aún de que Juan Carlos les estaba alertando contra peligrosas estrategias personalistas, fue más claro. "De cómo le vaya a España depende cómo le vaya a cada uno de los españoles. Por eso, no caben actitudes individuales ni colectivas de indiferencia o egoísmo, que a la postre dañan a todos", remató.

Dicho esto, aconsejó a los ciudadanos desterrar el desánimo y "levantar la cabeza y continuar la faena" para superar las dificultades con ambición, pese a reconocer que el año que termina ha sido complejo y ha estado marcado, dijo, por una crisis "más larga e intensa" de lo esperado. "En nuestro caso ha puesto de manifiesto desequilibrios y deficiencias estructurales que hemos de resolver desde la unidad", sentenció.

REFERENCIA AL PRINCIPE A continuación, el Monarca fijó su atención en la situación de los parados, "lo más doloroso" de esta recesión que ha golpeado con brusquedad a España, y marcó como una prioridad "insoslayable" a los políticos la toma de medidas para la creación de empleo, especialmente dirigidos a los más jóvenes.

El jefe del Estado también quiso hacer referencia a su intervención quirúrgica del mes de mayo en su mensaje navideño. "He contado siempre, y muy especialmente este año, con el afecto de los españoles y con el activo apoyo del Príncipe", recalcó. La enfermedad del Monarca hizo que Felipe --que ha acelerado su rodaje como heredero durante el último año-- sustituyera a su padre por primera vez el 17 de mayo, 10 días después de la intervención quirúrgica.

Seguramente para no alentar especulaciones, Juan Carlos aprovechó el discurso para confirmar que piensa continuar ejerciendo las labores que le encomienda la Carta Magna. "Sigo y seguiré cumpliendo siempre con ilusión mis funciones constitucionales al servicio de España. Es sin duda mi deber, pero también mi pasión", subrayó. También solicitó determinación para terminar con el terrorismo y tuvo un recuerdo para sus víctimas, las de la violencia sexista y los soldados en el extranjero.

Tampoco quiso olvidarse el Rey de otros sectores castigados sin piedad por la coyuntura económica, como los autónomos, ni de esos grupos de ciudadanos que han sufrido en sus sueldos o pensiones el tijeretazo del Gobierno de Zapatero.

VICTIMAS DE LOS RECORTES "Pienso en quienes han tenido que cerrar comercios, talleres o negocios. En todas las personas que han asumido grandes sacrificios y esfuerzos a lo largo de este año: trabajadores asalariados, autónomos, profesionales, empresarios, pensionistas o funcionarios. Todos merecen nuestro más amplio respaldo", aseveró.

Tras aludir a los damnificados por los recortes, Juan Carlos subrayó que todavía serán necesarias más reformas para crecer, crear empleo y modernizar el modelo productivo, además de cumplir con los compromisos presupuestarios y de déficit sin perder de vista la cohesión social. "Es preciso seguir adelante con empeño", dijo para concluir el jefe del Estado.