La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha confirmado este lunes que el Mobile World Congress (MWC) se volverá a celebrar el próximo año en Barcelona. En declaraciones a RAC-1, la alcaldesa ha reconocido "la situación de excepcionalidad política" que vive Catalunya pero ha asegurado que "existe un compromiso firmado hasta el 2023" y que nada ha cambiado ese compromiso. En cualquier caso ha recordado que "todos hemos de colaborar para que la economía funcione, al margen de los conflictos políticos".

Sobre el polémico plantón que protagonizó Colau a la inauguración protocolaria del Rey, la alcaldesa ha reconocido que estaba obligada a ir a la inauguración del MWC por una cuestión de responsabilidad institucional, pero que debía tomar una posición política clara ante el Rey, dada la especial situación política que atraviesa Catalunya y el papel que asumió el Monarca tras las cargas policiales del 1-O.

La alcaldesa decidió no acudir al acto inaugural de la noche del domingo pero sí a la cena. Colau ha reconocido que habló con el Rey antes de la cena: "Le dije que no era una cuestión personal, pero que la situación es anómala con mucha gente dolida por su discurso". El Rey contestó que su papel es "defender la Constitución" y Colau asegura que le respondió que esa defensa se podía haber hecho de una manera distinta sin herir sensibilidades y buscando el máximo consenso.

La actual edición del Mobile World Congress se ha visto enmarcada en la polémica política ante la presencia del Rey, la fría recepción institucional, protestas en la calle y las caceroladas en demanda de la libertad de los políticos presos.

Críticas del Gobierno

El ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, ha criticado este lunes el plantón que dieron al Rey Felipe VI tanto la alcaldesa de Barcelona y como el presidente del Parlamento catalán, Ada Colau y Rigert Torrent, al no asistir a la recepción oficial del jefe del Estado en el Mobile World Congress (MWC), conocida coloquialmente como el 'besamanos'. Para Nadal, este gesto político "no cabía" a sabiendas de la "situación tan delicada" en la que está el congreso.

El ministro ha hecho hincapié en que hay "riesgo" de que el evento del MWC, que es uno de los congresos más importantes del sector tecnológico a nivel mundial, deje de celebrarse en Barcelona. "Riesgo hay, ahora y desde antes", ha dicho, apuntando que el proceso soberanista está "creando un cierto nerviosismo".

Confianza de Colau

Frente a esta posición, Colau insiste en confiar en los organizadores. En su opinión, la GMSA, la asociación que agrupa la industrial del móvil y que impulsa el Mobile World Congress (MWC), "están muy contentos de cómo está yendo todo" y no se cuestiona la continuidad del evento en la capital catalana. "Nadie lo ha cuestionado y hay un compromiso firmado en un convenio hasta 2023", ha recordado. Colau ha defendido que todas las administraciones, "también el Gobierno del Estado", trabajan para la continuidad del MWC en Barcelona, y que así lo expresan tanto en público como en privado.

Ante los temores de Nadal y otros miembros del Gobierno, la alcaldesa ha reivindicado que lo que ha "asustado" a la GSMA fueron las cargas policiales del 1 de octubre y la declaración de independencia. Por ello ha llamado a todas las instituciones a dejar de lado las divergencias políticas y a trabajar "para hacer que el congreso, la ciudad y la economía funcionen".

Conversaciones privadas

Colau y el presidente del Parlament, Roger Torrent, no asistieron a la recepción del Rey Felipe VI por el MWC, pero sí a la cena del domingo en el Palau de la Música Catalana, de la que ha destacado que "dentro de lo que cabe fue bien". "Es una cena que organiza la GSMA en nuestra ciudad, por lo que evidentemente teníamos que estar", ha aseverado, y ha explicado que pudo hablar unos minutos con el Rey antes de comer y le trasladó que su negativa a acudir al 'besamanos' no era personal sino que pretendía reflejar el malestar de parte de la sociedad catalana por la actitud del monarca tras el 1-O. "El Rey fue muy educado y, resumidamente, me dijo que su papel era defender la Cosntitución", a lo que ha explicado que ella le respondió que había muchas formas de defenderla. Ha relatado que también saludó a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aunque no llegó a "hablar con detalle" con ella, y que no pudo hacerlo luego porque, pese a estar sentadas en la misma mesa, estaban a varios metros de distancia, ha dicho.