En un gesto inaudito, el rey Juan Carlos protestó ayer en nombre del Gobierno por las críticas que se estaban vertiendo contra los empresarios españoles y el expresidente José María Aznar en la última sesión plenaria de la cumbre iberoamericana de Chile. El Monarca lo hizo abandonando por unos minutos la sala en la que los 22 dirigentes estaban clausurando el encuentro. La temperatura había llegado al máximo unos minutos antes, cuando Hugo Chávez empezó a interrumpir de manera repetida el turno de palabra de José Luis Rodríguez Zapatero. "¿Por qué no te callas?", le espetó el Rey al líder venezolano levantándose de la silla y con un tono que había perdido su tradicional templanza.

El enfrentamiento directo de Chávez con España había empezado la víspera, cuando había llamado tres veces "fascista" a Aznar y le había acusado, junto a la patronal, de azuzar el golpe de Estado del 2002. Ese incidente, por el que el Gobierno protestó ante Caracas el viernes, parecía haberse superado hasta que Chávez --que no debía tomar la palabra ayer-- pidió hablar.

RECETA IDEOLOGICA El líder venezolano, quería replicar a Zapatero, quien acababa de hacer una intervención en la que pedía a los países iberoamericanos que dejaran de buscar excusas fuera de su territorio para justificar sus problemas y les advertía de que nacionalizar o renacionalizar la producción de determinados bienes "no garantiza nada" como receta ideológica. El jefe del Ejecutivo habló de España y puso como ejemplo la superación de cuatro décadas de dictadura gracias a la ayuda de la Unión Europea.

En ese punto, Chávez empezó una diatriba de 30 minutos que inició rebatiendo las tesis de Zapatero, continuó con descalificaciones de los empresarios y remató con el ataque en barrena contra Aznar. "Una serpiente es más humana que un fascista o un racista; un tigre es más humano que un fascista o un racista", declaró.

ESTALLIDO Ante el cariz que estaba tomando el discurso, Zapatero pidió la palabra y exigió respeto para el expresidente, "elegido por los españoles", puntualizó. Chávez cortó el discurso de Zapatero para que le pidiera ese mismo "respeto" a Aznar y en la cuarta interrupción el rey Juan Carlos estalló y le mandó callar.

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, intervino para poner orden, Zapatero recuperó la palabra, volvió a pedir respeto y la mayoría le aplaudió. La arremetida contra España parecía que había terminado, pero no fue así. Pidió turno Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, quien reincidió en las críticas contra empresarios españoles, en concreto los de Unión Fenosa, a los que llamó "mafiosos" y de "tácticas gansteriles".

En ese instante, el Rey, sentado muy cerca del dirigente nicaragüense, decidió abandonar la sala en señal de protesta por el embate contra "Aznar y España".

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