El pesar por el gran número de personas que se han quedado sin trabajo a causa de "la seria crisis financiera y económica" protagonizó la felicitación navideña del Rey. En su mensaje televisado del miércoles por la noche, se mostró especialmente preocupado por la difícil situación de los desempleados más vulnerables y por los jóvenes que no consiguen estrenar un primer contrato.

Sin rodeos, desde la autoridad que le confiere la jefatura del Estado, Juan Carlos invitó a los agentes económicos y sociales a reforzar el tejido productivo, "a actuar con rigor y ética, anteponiendo siempre el interés general sobre el particular".

También les animó a intentar que las familias y los ciudadanos recuperen la confianza. Se trata, dijo, de regresar cuanto antes a la senda del crecimiento económico y de la creación de empleo. Un objetivo que solo se conseguirá "si todos tiran del carro en la misma dirección".

LUCHA IMPLACABLE

Pero no basta con tirar del carro. El Rey reclamó reglas internacionales más eficaces para reforzar la estabilidad y la supervisión del sector financiero, así como una lucha implacable contra el desempleo. En el marco de la crisis, el monarca destacó los esfuerzos de las autoridades españolas, europeas e internacionales para corregir la situación. Aunque solo serán eficaces si apoyan "todas" las formaciones.

En todo caso, su conclusión no fue pesimista. Si en otros periodos se ha reemprendido el camino con mayor dinamismo, ahora "no debe haber tiempo para el desánimo."

Contamos en todo caso, recordó, con instituciones firmes, empresarios, profesionales y trabajadores sólidos, la valiosa incorporación de la mujer en todos los ámbitos y una cultura rica y diversa. Sobradas razones, a su juicio, para mirar el futuro con esperanza.

LA MEJOR CONQUISTA

Si la Constitución de 1978 suele estar presente en los discursos reales, en el 30° aniversario de su proclamación, el Rey la definió como la síntesis "de las mejores conquistas de toda democracia avanzada". También destacó que es un buen instrumento para articular la diversidad territorial.

En su larga etapa como rey de España, Juan Carlos nunca ha podido tener la satisfacción de aplaudir el final de ETA. Tampoco este año. Así que la mención de ese objetivo "inaplazable" fue acompañada de lo que se exige para conseguirlo: unidad de todos los demócratas, continuidad en la aplicación de los instrumentos del Estado de derecho y eficiente cooperación internacional, como la demostrada por Francia.

SILENCIOS

Ni una palabra dijo sobre las tensiones aún presentes en torno a la financiación autonómica. Tampoco sobre los veredictos que aguardan al Tribunal Constitucional. La polémica por el Estatut, tras su aprobación por el Parlament de Catalunya, fue abordada indirectamente por el Rey en aras de conseguir el más amplio consenso. Pero eso pasó en la Navidad de hace tres años.

Convencido por su propia experiencia de que el papel de la monarquía española en el exterior es esencial para el país en su mensaje de Navidad, Juan Carlos consideró imprescindible fortalecer las posiciones de España en Europa antes de ocupar la Presidencia de la UE en 2010. A su juicio, también necesitan un nuevo impulso las relaciones con EEUU.

RECUERDOS

Como en otros años, dedicó un recuerdo emocionado a todas las víctimas del terrorismo y a los miembros de las Fuerzas Armadas que han perdido la vida en el exterior. Juan Carlos invitó también a aplicar mayores desvelos en los capítulos de la drogadicción o de la violencia de género, y a asegurar la dignidad y la igualdad de las personas.