Otro candidato más que viene a Extremadura a prometer un tren digno. Un clásico que no falla. Menos en campaña electoral. Incluso creó su propio decorado: citó a los medios de comunicación junto a la vía del ferrocarril y justo cuando empezó su intervención cruzó un convoy a paso lento. El líder de Cs, Albert Rivera, hizo parada este miércoles en Mérida y, para reivindicar mejores infraestructuras en la región, comparó con Cataluña para señalar lo poco que «tenemos aquí» (por momentos habló como un extremeño más) y lo mucho que existe allí: «No se pueden cortar las vías del AVE porque no hay», subrayó. «Aquí no tiramos adoquines y no quemamos las calles», prosiguió. ¿Su solución? «Que le bajemos el volumen a Torra y se lo demos a los extremeños». Esa es su teoría, la cual, al fin y al cabo, comparten los demás partidos políticos. Aunque al final siempre se termine hablando de Cataluña.

El elenco de Cs en la comunidad acompañó a Rivera. A su derecha, la número uno al Congreso por Badajoz, María José Calderón; a su izquierda, la candidata por Cáceres, Mª Victoria Domínguez; y junto a ella, el portavoz regional, Cayetano Polo; y el primer teniente de alcalde de Badajoz, Ignacio Grajera. En segunda fila, el equipo local de Mérida. Pero en el micrófono solo habló Rivera.

¿Qué panorama se presenta para el partido naranja en la región de cara al 10-N? La encuesta del CIS dibujaba un resultado nada positivo. Significa que los dos escaños que la formación logró para Extremadura el 28 de abril no están asegurados. Calderón y Domínguez consiguieron ser diputadas, pero ahora tendrán que pelear con un PP que está recuperando a su electorado habitual, que se cambió al color naranja y ahora vuelve al azul, y con un Vox en apariencia más fuerte que se ha convertido en el principal beneficiario de la derecha (y la ultraderecha) de los disturbios en Cataluña.

‘Sprint’ de última hora

En el partido son conscientes de esta realidad. Hasta tal punto que Rivera, que no visitó la región durante la campaña del 28-A y ahora sí, insistió en que estos días son cruciales para ganar adeptos. Puso el ejemplo de Andalucía: «No había ni una encuesta que vaticinara lo que ocurrió. El cambio fue posible porque Cs creció más de dos puntos en la última semana de campaña». «Hay muchos indecisos -continuó- que dudan entre Cs o quedarse en casa. Con dos puntos más de voto podemos subir más de 20 escaños».

No deja de ser irónico que Albert Rivera acudiera a Mérida a visitar el Acueducto de los Milagros. ¿Necesita, efectivamente, un milagro para evitar el batacazo que se barrunta? El líder naranja se agarra a los datos antiguos: «Extremadura fue una de las comunidades donde más creció nuestro partido».

La sombra de Cataluña

Una vez acabada su intervención, ya en el corrillo con los periodistas, aseguró sentirse muy preocupado por cómo se va a desarrollar la jornada del 10 de noviembre en Cataluña. Sobre todo en los pueblos pequeños donde la gente, subrayó, sabe lo que vota el otro solo con mirarse a los ojos. Vino a manifestar que teme que no exista libertad para ejercer democráticamente el derecho al voto en esta comunidad autónoma en estos comicios donde hay tanto en juego.

No obstante, ¿cómo es de alargada la sombra de Cataluña? El discurso contra el independentismo les valió, y mucho, en las anteriores elecciones. El efecto positivo llegó hasta Extremadura, donde lograron representación en las dos provincias. Pero ahora otro partido les ha adelantado por la derecha haciendo lo mismo que ellos: levantar la bandera de España.