Con su sola presencia como nuevo vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba consiguió amotinar al PP. El mérito no es menor: los conservadores llevan meses queriendo transmitir una imagen moderada para seguir reinando en las encuestas, y su líder, Mariano Rajoy, ha pedido a sus filas que guarden la compostura porque teme que el profundo cambio de Gobierno de la pasada semana, con su nueva apuesta comunicativa y la capacidad del también ministro del Interior y portavoz del Ejecutivo para sacar de quicio a los populares, puede resucitar al ala más dura de su partido. Pero bastó un cuarto de hora para que toda esa táctica, muñida con no poco esfuerzo por la cúpula del PP, se fuese al garete.

El 11-M. La corrupción de la época de Felipe González. Los GAL en general y José Amedo en particular. Son asuntos que llevaban tiempo apartados de la primera línea de la arena parlamentaria. Ayer, sin embargo, casi todo en el intercambio de Rubalcaba con la bancada popular tuvo el sabor de la pasada legislatura, cuando un PP aún no repuesto de la inesperada derrota electoral tensaba al máximo las relaciones con el Gobierno. La crispación volvió al hemiciclo y Rajoy fue testigo de cómo lo que tanto había advertido se hacía realidad, escuchando palabras de sus diputados dirigidas a Rubalcaba como "usted es el representante de aquel felipismo hundido en la corrupción y los crímenes de Estado".

EL NUEVO Y EL VIEJO PARTIDO La frase es de Ignacio Gil Lázaro, representante de ese antiguo y duro PP que ayer volvió a ganar protagonismo, pero antes habían hablado Rafael Hernando, también miembro de la corriente, y Soraya Sáenz de Santamaría. Las nuevas y viejas formas del partido conservador, unas detrás de otras. Comenzó la portavoz popular en el Congreso preguntando si el Ejecutivo pensaba rectificar la congelación de pensiones. Rubalcaba le contestó que la impopular congelación se mantendría porque ya era ley, y justo después, cuando le tocó el turno a Sáenz de Santamaría, ocurrió algo inusual: se le olvidó subir y encender el micrófono que se encuentra frente a cada sillón parlamentario. "Lo que usted ha dicho es más de lo mismo. Hace falta mucho más que química para transformar la mentira en verdad", dijo después la portavoz del PP.

Rubalcaba: "Ustedes son los adalides, los abanderados y los campeones de las políticas sociales cuando están en la oposición, pero cuando están en el Gobierno se olvidan y los españoles no se olvidan de que ustedes se olvidan, por eso creen que el PP es un partido profundamente antisocial". No fue una respuesta agresiva, pero tanto Hernando como Gil Lázaro la defendieron, a lo que Rubalcaba apuntó: "No sé si le hará mucha gracia a la señora Sáenz de Santamaría que salgan en su defensa".

RESUMEN DE LOS APELATIVOS Esta es una recopilación de los más jugosos epítetos utilizados por el PP (su moderada portavoz a parte) para recibir a Rubalcaba: responsable de "informes" contra el PP; "triste epitafio" del Gobierno; "deudor de la democracia"; "la X" del caso Faisán; pagador del "silencio de Amedo para tapar los GAL", y autor de la "ruindad de la jornada de reflexión del 2004", cuando habían pasado dos días del 11-M.

¿Y Rajoy y Zapatero? Más o menos lo de siempre: se enzarzaron en una guerra de múltiples cifras con las que el primero pretendía demostrar que la política económica del Gobierno estaba empobreciendo a los españoles y el segundo, que los ciudadanos son ahora más ricos que cuando gobernaba José María Aznar.