Apuntó ayer Mariano Rajoy, en una charla informal con periodistas, que está "convencido" de que su oponente en las próximas elecciones legislativas no será José Luis Rodríguez Zapatero, sino Alfredo Pérez Rubalcaba. Acierte o no el líder del PP en su vaticinio, lo cierto es que el vicepresidente primero del Gobierno ha asumido en las últimas semanas el papel de principal agente movilizador del electorado socialista. Y ayer hizo una nueva demostración en Guadalajara, donde aprovechó la clausura de un foro sobre políticas de empleo para conminar a sus compañeros de partido a "no arrugarse" ante las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Pese a lo que auguran las encuestas, señaló, el PP "solo ganará" si el PSOE "desiste" de explicar que la lucha por la igualdad y los derechos sociales sigue siendo una de sus señas de identidad.

"ME PODRIA PONER LAS BOTAS"

Empezó Rubalcaba su intervención con una alusión a la convención que los conservadores celebraron durante el fin de semana en Sevilla --"fijaos si hay cosas que comentar hoy, me podría poner las botas", comentó a los presentes-- aunque a continuación manifestó su deseo de no perderse "en una bronca entre políticos". No pudo, sin embargo, eludir la tentación de referirse al discurso del expresidente José María Aznar sobre la "intervención" de la economía española. "El problema de Aznar no es lo que dice, sino lo que manda en el PP --afirmó--. Es un problema sobre todo para el PP, pero también para España".

Rubalcaba señaló que, frente a un Partido Popular "que va ahora de paladín de lo social", los socialistas deben hacer un esfuerzo por explicar a los ciudadanos que el programa de reformas es necesario para volver al crecimiento económico y la creación de empleo pero no supone una renuncia a la defensa de la cohesión social. "Seguimos siendo nosotros, los mismos, los socialistas, y seguimos teniendo en el corazón de nuestro pensamiento la igualdad y los derechos sociales". En esta línea, subrayó la importancia de las elecciones de mayo --"conviene que sepamos que todo puede retroceder"-- y destacó que en las urnas se dirimirá si de la crisis "se sale por la derecha o por la izquierda".

En cualquier caso, agregó, esa salida de la crisis será imposible sin la colaboración de las comunidades autónomas. El vicepresidente quiso zanjar el debate sobre la viabilidad del actual modelo territorial: "El Estado autonómico es fuerte".