El candidato del PSOE para las elecciones del 20N, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su "mentor", Felipe González, han dejado claro hoy que seguirán haciendo campaña juntos siempre que lo consideren oportuno, al tiempo que han reivindicado el pasado de los socialistas para presentarse como garantía de futuro. Ha sido en un mitin en Valencia, ante unos 10.000 militantes y simpatizantes del PSOE, a quienes Rubalcaba ha pedido que den la cara convencido de que de esa manera podrán dar la vuelta a las encuestas que vaticinan una debacle a su partido. Al margen de los llamamientos a la movilización, el acto de hoy ha servido sobre todo para responder a quienes desde el PP y "la caverna mediática" critican que Rubalcaba recurra a un peso pesado del siglo pasado como González para dar lustre a su campaña.

Ni González se ve como ese pasado ni Rubalcaba cree que lo sea. Es más, ambos han hecho gala de la hoja de servicio de los gobiernos que presidió entre los años ochenta y noventa para sostener que el PSOE es capaz de superar cualquier crisis que se le ponga por delante. "Si durante 30 años lo hemos hecho, lo sabremos hacer en el futuro", ha garantizado Rubalcaba, frente al inmovilismo de la derecha, que "siempre ha mirado hacia atrás -ha apuntado-, siempre se ha quedado quieta, siempre ha retrocedido"; y "eso no es lo que necesita este país". Una derecha que González ha personificado en "la indolencia" del líder del PP, Mariano Rajoy, a quien ha reprochado "su capacidad de reposo, su aire de casino del siglo XIX jugando la partida" y de quien ha insinuado que hoy no ha hecho campaña porque estaba viendo al Real Madrid por la tele.

Alguien a quien ve en el futuro, ha apostillado, en una tumbona en Santa Pola. González, quien también ha repasado sus recetas económicas para salir de la crisis, ha reflexionado sobre si él representa o no el pasado, algo a lo que se ha negado, y ha ironizado al recordar que la UE le eligió precisamente a él para presidir el grupo de reflexión que tenía que definir el futuro de Europa. Y ha ido más allá con la broma al anotar: "Creo que pensaron en Aznar, pero como la mayoría es conservadora, no hubo consenso". También ha sido tajante al asegurar que no sólo está apoyando a Rubalcaba en campaña, sino que está "a su disposición y a su servicio para ganar la batalla de la crisis y la del futuro", ahora y el día 25 de noviembre.

Y Rubalcaba seguirá recurriendo a él también, según ha dicho el candidato, porque "es "un lujo" contar con alguien que se reúne con personalidades como Lula da Silva, y no con el "Tea Party", como hace José María Aznar, el "mentor" de Rajoy. "Cuánto más nerviosos se pongan, más lo voy a sacar", ha avisado Rubalcaba. Tener a González con él le permite además conectar con la historia del PSOE y recordar que todos los grandes logros sociales en este país llevan la firma de los socialistas, unas conquistas como la sanidad y la educación públicas que están cuestionando desde el PP, que quiere hacer de ellas "un negocio". Para Rubalcaba, "sólo hay dos caminos" para salir de la crisis: el del PSOE, que es salir todos juntos y no que unos salgan y otros se queden, y el del PP, que es "a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga".

A un público entregado que no ha dejado de lanzarle gritos de ánimo y apoyo el candidato socialista le ha encomendado una misión: "Dad la cara y veréis como cambian las encuestas". "Decid a los ciudadanos que creemos en este país, que creemos en los españoles, que somos los socialistas de siempre", ha enfatizado Rubalcaba, y ha pedido que todos los socialistas salgan durante estos días de campaña a reunirse con la gente y a explicarles lo que ha hecho el PSOE y lo que va a hacer si gana las elecciones del 20N. Su criterio es que los españoles esperan en esta campaña "políticos que den la cara, que den explicaciones, que digan lo que van a hacer por su país". "No valen los dependes, hay que comprometerse", ha incidido. De esta crisis, de acuerdo con sus palabras, no se va a salir igual ni haciendo las mismas cosas, pero sí se puede salir manteniendo los mismos valores.

Eso equivale a rechazar los principios que condujeron a la crisis, que son los de los especuladores, la codicia y el egoísmo de quienes anteponen su propio interés al interés general. Frente a ellos, ha hecho gala de defender los valores de la solidaridad social, que incluye tener una economía de mercado pero no una sociedad de mercado; servicios públicos como la sanidad y la educación que no sean un negocio, y un sistema financiero saneado, al servicio de las empresas y de los ciudadanos. En la tierra de Francisco Camps, Rubalcaba ha señalado que "si en algún sitio ha habido una infección inmobiliaria" ha sido en esta comunidad, con un gobierno que "de tanto buscar las facturas de los trajes se olvidó de los ciudadanos".