El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, suele ser muy cauto a la hora de ofrecer datos sobre las operaciones policiales. "Yo solo cuento lo que me dejan decir los responsables policiales", comenta con frecuencia ante los periodistas.

Pero con la detención del jefe militar de ETA, Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki , ha hecho una excepción, y ha contado que un error burdo, la colocación de una matrícula antigua, condujo hasta el objetivo número uno de las fuerzas de seguridad. Rubalcaba consigue apuntarse así un tanto en la batalla propagandística contra la banda, al dejar en evidencia sus errores.

Esta táctica no afecta a la lucha antiterrorista porque, como es natural, el ministro no ha dado una pista que pueda frustrar nuevas operaciones. Hasta Txeroki se llegó por varias vías y la pista de las matrículas tan solo fue una de ellas, según fuentes de la lucha antiterrorista consultadas. En concreto, el coche en cuestión fue robado el 6 de noviembre y los etarras le colocaron una matrícula con tan solo dos letras, un modelo que está en desuso desde hace años.

´CHICHARRA´ En cuanto la Guardia Civil sospechó que podía tratarse del vehículo del jefe etarra, los compañeros de los agentes asesinados hace casi un año en Capbreton, pertenecientes al GAO (Grupo de Apoyo Operativo), jugaron un papel clave. Primero le colocaron un dispositivo de localización y seguimiento, lo que los agentes denominan chicharra, y después, a partir del jueves pasado, cuando Txeroki y su compañera Leire López alquilaron un piso en Cauterets, instalaron cámaras y micrófonos para vigilar la vivienda.

Rubalcaba confirmó, además, que los dirigentes de ETA consumían hachís, cuando, paradójicamente, hace años la banda asesinaba a traficantes de droga con la excusa de preservar la pureza de los jóvenes vascos. El ministro denunció la "amoralidad" de los nuevos dirigentes etarras porque, "mientras persiguen a narcotraficantes, se fuman unos cuantos porros".

Este hallazgo, según afirman los expertos, corrobora la tesis del giro radical experimentado por la cúpula de la banda. Mientras que antes solo llegaban a lo más alto aquellos con una mayor formación, ahora algunos de los jefes de la nueva ETA, curtidos en la kale borroka , acostumbrados a beber y fumar hachís, desatienden los principios defendidos por sus mentores.

El ministro, no obstante, quiso subrayar, que, pese a que ETA está más débil, tiene capacidad de matar. En este sentido, afirmó que las fuerzas de seguridad están "en máxima alerta". Mientras tanto, Txeroki y Leire López fueron conducidos a París, a la sede de la Subdirección Antiterrorista (SDAT). Pueden permanecer en manos de la policía hasta 96 horas, que se cumplen el viernes, antes de ser entregados a la jueza antiterrorista Laurence Le Vert, que fue quien ordenó las detenciones y se ocupa del sumario del atentado de Capbreton, en el que podría haber participado Txeroki , informa José A. Sorolla. Francia aún no ha recibido la euroorden de la justicia española reclamando su entrega, aunque la ministra del Interior, Michèle Alliot-Marie, dio el lunes por descontado que serán enviados a España. "Habrá algunas verificaciones, pero luego, muy probablemente, será entregado", señaló la ministra.