Alfredo Pérez Rubalcaba se había comportado hasta ahora con prudencia en torno al escándalo de Luis Bárcenas. Tanto que parte del PSOE, un partido en permanente evaluación de su secretario general, se quejaba de cierta tibieza ante un caso que salpica de lleno a Mariano Rajoy, quien supuestamente cobró comisiones ilegales del extesorero del PP. El líder socialista había acudido a la Audiencia Nacional, exigido una comisión de investigación sobre la amnistía fiscal a la que se acogió Bárcenas para blanquear dinero, y también reclamado la dimisión del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Pero había dado al presidente la oportunidad de explicarse. Ayer, tras escucharle el sábado en una comparecencia sin preguntas en la que lo negó todo y denunció un complot contra el PP, Rubalcaba pidió directamente la cabeza de Rajoy.

No reclamó elecciones anticipadas, ni tampoco anunció una moción de censura abocada al fracaso ante la mayoría absoluta de los conservadores. El jefe del Ejecutivo, dijo el líder socialista, debe dejar su puesto a otro dirigente del PP "que reestablezca la confianza". Rubalcaba repitió en más de 15 ocasiones: "Rajoy No puede seguir". En su opinión, no se trata tanto de que haya percibido o no dinero negro por parte de Bárcenas, que llegó a tener 22 millones en cuentas en Suiza, sino de que el presidente del Gobierno, con sus explicaciones, ha demostrado que está "enrocado", "incapacitado" y "desacreditado" para seguir en su cargo. Rajoy, según Rubalcaba, es un "lastre". Carece por completo de "autoridad" para pilotar el país en un "momento tan delicado".

LA INCAPACIDAD Este es su diagnóstico: si no es capaz de alejarse de su extesorero; si ni siquiera puede cesar a la ministra de Sanidad, Ana Mato, que según la policía recibió regalos de la trama Gürtel; si no da explicaciones sobre lo sucedido que sean coherentes con la versión de la secretaria general del PP; si no detalla cómo es posible que Bárcenas se acogiera a la amnistía fiscal, menos aún puede "pedir sacrificios a los españoles" y sentarse a negociar con sus interlocutores europeos.

No se le vio cómodo a Rubalcaba en este papel. Pocas cosas más drásticas puede hacer un jefe de la oposición que exigir al presidente que se marche. Una vez dado este paso, no hay vuelta atrás. Y en principio, quedan tres años más de Rajoy en la Moncloa. Los socialistas, por lo menos, no consideran ahora mismo muy probable que el presidente abandone, aunque no descartan esa hipótesis. "La legislatura está rota. Si se pide la dimisión un día, se tiene que pedir continuamente", explicó un importante dirigente. Lo que significa desterrar cualquier expectativa de pacto entre los dos partidos mayoritarios.