Ha vuelto el PSOE? "¡El PSOE ha vuelto!", proclamó ayer Alfredo Pérez Rubalcaba. Como inicio de su discurso en la conferencia política, el mensaje retumbó con potencia en los oídos del auditorio. Los socialistas, continuó el secretario general, salen "fuertes, unidos y con las ideas claras" del encuentro en el que han renovado su proyecto. La fortaleza dependerá de su capacidad para volver a conectar con su electorado, y por el momento las encuestas no ofrecen claras esperanzas. Pero el partido cuenta ahora con un enfoque global para un país en crisis múltiple: de la reforma fiscal hasta la denuncia del concordato con el Vaticano, pasando por su reforma federal de la Constitución, sus ideas suponen un giro a la izquierda, algo que suele hacer el PSOE cuando se encuentra en el frente opositor.

Después está la unión. En cuanto a la capacidad de Rubalcaba para aglutinar bajo su liderazgo a los distintos sectores y territorios del partido, el ambiente está igual que antes de este fin de semana. Muy pocos lo ven como el dirigente capaz de derrotar al PP y devolver al socialismo de a la Moncloa. La intensidad del baile sobre la candidatura a las generales se acrecentará a partir de ahora, porque dentro de muy poco, en el comité federal de diciembre o enero, se fijará la fecha de las primarias. Pero sí que hubo algo ayer que ayudó a cicatrizar una de las heridas más profundas en la familia socialista: los vínculos con el PSC, viciados por la divergencia sobre la consulta de autodeterminación en Cataluña. Y Rubalcaba se volcó en su discurso con Pere Navarro, propiciando incluso una cerrada ovación para el líder de los socialistas catalanes.

TRES FASES DEL PLAN El PSOE quería aprovechar la cita para dejar claro que no piensa, en ningún caso, romper con el PSC. El plan comenzó con unas declaraciones de la vicesecretaria general, Elena Valenciano. "Le digo algo desde el corazón --dijo--. Cuando busco un socialista en Cataluña, está en el PSC. No está en Ciutadans". El mensaje fue en una doble dirección: tranquilizó a los socialistas catalanes y desautorizó a los sectores que defienden el cisma, formados por una parte del PSOE extremeño y varios dirigentes del llamado Antiguo Testamento, como Alfonso Guerra y José Luis Corcuera. Al día siguiente, en la inauguración de la conferencia, Rubalcaba se exhibió tomando café con Navarro y los dos únicos presidentes autonómicos del PSOE, el asturiano Javier Fernández y la andaluza Susana Díaz, muy crítica con el derecho a decidir, al que ha tachado de "trampa".

La resintonización con el PSC culminó ayer. "Tenemos que reconstruir nuestra convivencia territorial sobre la base de dos palabras: unidad y diversidad --dijo Rubalcaba--. Tenemos que reconstruir la convivencia de Cataluña con el resto de España sobre el mutuo afecto. Y lo vamos a hacer, Pere, con el conjunto del PSC. ¡Vamos a hacerlo!".

Al escuchar su nombre, Navarro, con un carácter tímido, no se levantó. Cuando lo hizo animado por sus compañeros de asiento, obtuvo una cerrada ovación. "La cuestión de la ruptura ha quedado zanjada", señalaron después en la dirección del PSOE. Las voces de siempre continuarán clamando por la separación de ambos partidos, añadieron en la cúpula, pero ahora "no hay dudas" de que se trata de una minoría.

En el resto del discurso, con momentos de alta intensidad emocional, Rubalcaba no despejó su futuro. Apenas habló de sí mismo. El secretario general se centró en el proyecto, con reivindicaciones del pasado del partido ("tenemos más de 130 años de historia", recordó) y críticas a un PP al que "los ciudadanos echarán del Gobierno por su compulsiva adicción a la mentira". Dos fueron las partes más aplaudidas de su intervención. Por un lado, el fin del tratado con la Santa Sede, con lo que el PSOE siempre ha amagado pero nunca se ha atrevido a hacer. "¡Vamos a denunciar el concordato con la Santa Sede! ¡Y cuando estemos en el Gobierno lo vamos a derogar!", anunció. Por otro, su insistencia en las diferencias con el PP. "¡No somos iguales! --señaló--. ¡No es lo mismo quien construye la sanidad que quien se la carga! ¡No somos lo mismo!". Y sobre las primarias, poca cosa. "Marcarán un antes y un después", concluyó.