Ni Griñán es Camarón, ni González y Guerra son los Beatles, pero así al menos los ha definido Alfredo Pérez Rubalcaba en su primer macromitin de la campaña electoral del PSOE, en el que ha querido rodearse de estos "viejos rockeros" de la política para interpretar la "sinfonía socialista".

Miles de banderas rojas del PSOE y verdes de Andalucía, alguna que otra de la República, han recibido, animado y dado color al velódromo de Dos Hermanas, un recito símbolo para el socialismo español y andaluz, para el primer gran mitin de Rubalcaba. Una exhibición de la "fuerza del sur" en la que el candidato socialista ha logrado reunir, quince años después, a Felipe González y a Alfonso Guerra, sentados, sin embargo, a dos asientos de distancia en la primera fila. "Es muy complicado 'cantar' después de Camarón", dijo Rubalcaba de Griñán en su último mitin en Granada. "Pues hoy me habéis puesto a los Beatles", ha apostillado, tras subir al escenario después de escuchar a González y a Guerra.

Ha sido éste, a juicio del candidato, un mitin "imprescindible e insustituible", en el que ha tirado de los "viejos rockeros", unos veteranos -ha confesado- que están "razonablemente jóvenes, muy jóvenes, mucho más que esos que se llaman jóvenes". Aunque seguramente sobraba el porqué, sus presencias (Guerra es candidato por Sevilla al Congreso y González su amigo y expresidente), Rubalcaba no ha querido ahorrarse explicaciones. "Claro que recurro a ellos. ¿A alguno de vosotros se le ocurriría no hacerlo? Claro que sí, faltaría más". Aclarado este extremo, Rubalcaba se ha apresurado a delimitar las diferencias entré el y su principal oponente para ocupar La Moncloa, Mariano Rajoy: "No me parezco en nada a Rajoy. Absolutamente en nada. De entrada a él le nombró Aznar y a mí Felipe". Pero, además, Rubalcaba ha juzgado que Rajoy "esconde" a Aznar y cuando habla el ex presidente "él se esconde". En su caso, con González, es todo lo contrario: "Yo no lo escondo y estoy orgulloso de él. Escucho sus consejos y le hago caso. Aznar le da órdenes a Rajoy".

En la "sinfonía socialista" ha brillado especialmente el sonido y la ironía de Alfonso Guerra, que comenzó soltando la "amargura de la verdad por la boca" para meter en campaña a ETA y señalar que el PP no ha trabajado tanto como el PSOE, y en concreto Rubalcaba, en la derrota de la banda.

Incluso sabiendo que estaba siendo "políticamente incorrecto", no se ha callado y ha dicho: "Si, si la hemos derrotado entre todos pero unos han hecho mucho más que otros". Al margen de la irrupción de la banda terrorista en la campaña, lo cierto es que el 20N hay que votar. El enemigo es la abstención, según se han desgañitado todos oradores (hasta seis) dirigiéndose a los cerca de 25.000 asistentes que abarrotaban el velódromo. Guerra, afónico como Rubalcaba pero feliz por la derrota de ETA, ha arremetido contra la Iglesia, los mercados, el PP y sus insultos a Andalucía y a "sus medios" de comunicación, y no se ha olvidado de los que viven en la "opulencia". Esos a los que el PP dice que va a bajar los impuestos para adelantar la creación de empleo, cuando lo único que se va a conseguir con esa medida, ha ironizado, es que adelanten un año la compra de su yate nuevo.

Finalmente se ha despedido entre vítores y aplausos y ha presentado al siguiente orador: "Os dejó con un torero de éxito". El torero era ni más ni menos que González, con quien las malas lenguas le sitúan en malas relaciones desde hace años. Puesto en pie ha recibido el pabellón a Felipe González y su "clase magistral" de economía anticrisis, sobre todo europea, su fe en que el partido remontará la encuestas o, lo que no es lo mismo, que tiene que salir a ganar y no conformarse sólo con evitar que gane el PP con una mayoría absolutísima. Y, tal vez, el aforo ha escuchado el anuncio de una retirada: "Tenemos que salir a ganar. Debemos movilizarnos todos, ahora y en marzo porque cumpliré 70 años y si no ganamos en Andalucía me retiro", ha asegurado con ironía.