Un peregrino despistado que llegue hoy a Santiago tiene difícil adivinar que el domingo Galicia afronta las elecciones más trascendentales de los últimos 16 años. Sólo poquísimas vallas y banderolas, y alguna que otra pancarta a la entrada de los pueblos y ciudades, dan pistas de que los gallegos están convocados a las urnas. Tampoco las conversaciones en los bares aportan mucha información. Los gallegos están más pendientes del complicado ascenso del Celta de Vigo que del duelo entre Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana con Manuel Fraga.

Sin embargo, algo se mueve en la sociedad gallega. Frente a la apatía que se vivió en anteriores contiendas autonómicas, donde sólo se movilizaban los partidos, esta vez algunos sectores sociales han decidido implicarse. Intelectuales, empresarios y representantes del mundo cultural se mojan por primera vez. El caso Prestige fue la espoleta de esta revolución silenciosa, que ha ido cuajando y haciendo oír su voz a medida que crecían las expectativas de un vuelco electoral que desalojara a Fraga.

Un claro síntoma de este cambio fueron las declaraciones en precampaña del presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia, Antonio Fontela, que aseguró que los emprendedores gallegos "están maduros para abordar cualquier resultado electoral" y que no existe ninguna "preocupación al respecto".

Manifiesto

El caso del empresariado es paradigmático, ya que tradicionalmente era un sector fiel a Fraga, pero no es el único. La Fundación Iniciativas 21, dirigida por la editora Fabiola Sotelo, ha sido muy activa para convencer a los gallegos de que es la hora del cambio. Es una fundación, vinculada al PSG, que se encargó de redactar la propuesta estatutaria de Touriño.

Además, profesores universitarios, intelectuales, periodistas, actores, cantantes y profesionales liberales firmaron recientemente un manifiesto en el que exhortan a los gallegos a jubilar a Fraga.

Si la calle no palpita con estas elecciones, los mítines son otro cantar. Aunque la mayoría se celebran en espacios pequeños, muchos se han visto desbordados, una rareza en anteriores campañas. Eso ha dado esperanzas al PSG, aunque Fraga no se queda corto a la hora de llenar recintos. Ambos equipos de campaña han tenido que lidiar con airados simpatizantes que se han quedado fuera de los mítines.