El exconseller Jordi Turull fue ingresado ayer en la enfermería de la cárcel de Lledoners en su decimocuarto día de huelga de hambre, según publicó su médico, Jaume Padrós, en Twitter. El deterioro de salud del diputado de JxCat no fue comunicado al Tribunal Supremo ni por el facultativo ni por el centro penitenciario, pese a que se encuentra preso por decisión de este tribunal en la causa por rebelión, sedición, malversación o desobediencia que sigue contra él y otros 17 líderes del procés.

Hoy se cumplirán dos semanas desde que Jordi Sànchez y Jordi Turull iniciaron su huelga de hambre. A pesar de mantenerse estables, el tiempo transcurrido y la situación individual han hecho aconsejable el ingreso de Jordi Turull en la enfermería del centro penitenciario de Lledoners», escribió Padrós en un tuit. En el Tribunal Supremo inquieta el estado de salud de los cuatro presos que han iniciado la huelga de hambre y ha sorprendido y, en cierto modo, preocupado, no haber sido informado de la necesidad de que Turull ingresara en la enfermería. A ello contribuye que a través de Twitter se ha sabido también por el propio exconsejero que firmó un testamento vital antes de iniciar el ayuno el día 1 junto al expresidente de la ANC, Jordi Sànchez. Los exconsejeros Josep Rull y Joaquim Forn, se sumaron dos días después.

El Supremo debe velar por que los cuatro, al igual que el resto de reclusos procesados, estén en perfectas condiciones para declarar en el futuro juicio que está previsto que comience en enero, salvo sorpresa mayúscula en la vista del próximo martes, en la que el alto tribunal revisará su competencia.

PENDIENTE DE EXÁMENES MÉDICOS / Para ello, el Supremo deberá determinar si es conveniente trasladarlos a cárceles madrileñas o pueden permanecer en Lledoners hasta que comience la vista oral, cuando ya será obligatorio que estén en prisiones cercanas al tribunal para poder asistir cada día a las sesiones. La decisión se adoptará por los siete magistrados que componen la sala que les juzgará, previsiblemente tras someterles a los exámenes médicos que corresponda por parte del forense.

Aunque ese no sea aún el caso de Turull, ya en 1990 el Tribunal Constitucional avaló la alimentación forzosa de los presos. Por 10 votos a favor frente a dos el alto tribunal rechazó los recursos de unos presos del GRAPO y estableció que, aunque la alimentación forzosa a los presos limite su libertad e integridad, está justificada ante «la necesidad de preservar el bien de la vida humana».

Según fuentes penitenciarias, en caso de empeoramiento, el exconsejero catalán sería trasladado al hospital penitenciario de Tarrasa, donde sería atendido para evitar un desenlace fatal por su huelga de hambre.