María San Gil logró anoche adelantar a julio el congreso del PP vasco, pese a que con ello acentuó las discrepancias internas. En una reunión de la junta directiva del partido en Euskadi, la presidenta logró sacar adelante su iniciativa, pese a que buena parte de los asistentes censuraron que se adoptara una decisión de este calado sin haberla acordado previamente en los órganos internos.

La junta directiva está integrada por medio centenar de dirigentes y cargos públicos, que se reunieron en San Sebastián durante cuatro horas para intentar reconducir la crisis. Durante la tensa cita fueron más los presentes que se abstuvieron (32) en la votación que quienes dieron su apoyo a San Gil (28). Solo un miembro de la junta votó en contra de adelantar el congreso. El elevado número de abstenciones se interpreta como muestra de los esfuerzos para evitar agravar la delicada situación interna ante las próximas elecciones autonómicas vascas.

San Gil mantiene así su pulso con Mariano Rajoy. Muchos dirigentes vascos reiteraron ayer la necesidad de recuperar la unidad por encima de intereses particulares, y expresaron que, frente a lo declarado en los últimos días por su presidenta, ellos sí tienen confianza en Rajoy. Tampoco faltaron voces que mostraron una adhesión absoluta a San Gil, hasta el punto de anunciar que "abandonarían" si deja la presidencia.