Pedro Sánchez ha conseguido romper el bloque de la plaza de Colón. Este miércoles, el presidente empezó en la Moncloa una ronda con los partidos políticos y se pudo ver cómo el PSOE avanza en su relación con Ciudadanos, con el que va a contar para elaborar los Presupuestos Generales del Estado del 2021, y cómo sigue aumentando la distancia con Pablo Casado.

El líder del PP fue el primero en pasar por el despacho de Sánchez, con el que no se veía a solas desde el 17 de febrero pese a la pandemia que ha sacudido el planeta. Casado se negó a participar en la negociación de las Cuentas y también rechazó renovar los órganos constitucionales (Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Tribunal de Cuentas, Defensor del Pueblo y RTVE, entre otros), dos 'noes' que justifica por el hecho de que Podemos sea miembro del Gobierno de coalición. "Iglesias está en una petición de cambio de régimen constitucional, ha pedido que el Rey abdique y que haya un referéndum sobre la Monarquía, y así empezamos muy mal", señaló. Además, destacó que el partido morado está siendo investigado por presunta financiación irregular, aboga por un referéndum de autodeterminación en Cataluña y "blanquea" a Bildu. "La pelota está en el tejado de Sánchez, para ver qué hace con Podemos", dijo Casado en una rueda de prensa en la sede del Gobierno tras la reunión, que duró casi dos horas. A preguntas de la prensa, el líder del PP insistió en que, aunque la legislatura dure tres años más, él no negociará la renovación de esas instituciones si Iglesias sigue en el Ejecutivo. El CGPJ instó este miércoles por última vez a los grupos parlamentarios a que procedan a la renovación del órgano de gobierno de los jueces en el plazo establecido por la Constitución y por la ley orgánica del poder judicial y que está pendiente desde diciembre de 2018.

Pese a sus dos negativas en estos dos asuntos, Casado trató de subrayar la buena acogida de Sánchez a su propuesta de crear una "Agencia Nacional para la Recuperación Económica de España" para distribuir los fondos que lleguen de Bruselas, que podría estar dirigida por un experto "sin carnet de partido", y también afirmó que vio sintonía en otros dos asuntos: la opción de reforzar la legislación ordinaria, para evitar tener que usar el estado de alarma para asegurarse las limitaciones de circulación y movilidad, y la posibilidad de cambiar en la ley reguladora de la jurisdicción contencioso-administrativa, para facilitar la respuesta de los tribunales a las decisiones de los gobiernos autonómicos.

La respuesta del Ejecutivo a la cita con Casado, expuesta por la ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero, fue dura. Calificó de "decepcionante" la reunión y acusó al líder del PP de dar "la espalda al diálogo" con su actitud de "confrontación", "frentismo" y "obstruccionismo". Montero considera que los conservadores siguen "utilizando los datos de la pandemia", "a partir de falsedades y de la manipulación", para "intentar desgastar al Gobierno" y buscar la "confrontación" en un terreno en el que el Ejecutivo central, apuntó, dijo, "no ha querido confrontar ni va a confrontar". La portavoz ve "accesorio" la agencia que propone y "ofensivo" porque pone en duda la distribución de las ayudas que pueda hacer el Gobierno con el formato actual (una comisión interministerial que preside Sánchez y unidad de seguimiento del fondo de recuperación instalada en el Gabinete de la Presidencia del Gobierno, que dirige Iván Redondo).

Montero insistió en que, ante la grave crisis provocada por el covid-19, el PP debería participar en la elaboración de los Presupuestos. No obstante, nunca el principal partido de la oposición ha apoyado las Cuentas del Gobierno. Y parece que esta pandemia tampoco va a cambiar esa tradición. No obstante, la cuestión presupuestaria no era el eje capital para el Gobierno, puesto que, como reconoció la propia ministra, Hacienda cree que podrá sacar adelante las Cuentas de 2021 aun sin el apoyo del PP, ya que tiene como comodín a Ciudadanos, que sí ha expresado su disposición a pactarlas.

Inés Arrimadas lo dejó claro tras verse con Sánchez, por la tarde. En un encuentro que se alargó algo más de las dos horas que estuvo Casado, la presidenta de Cs demostró que su viraje, tras el hundimiento de su partido y la dimisión de Albert Rivera, continúa. Arrimadas le dijo a Sánchez que tiene "voluntad real y firme" de sentarse con el Ejecutivo para hablar de los presupuestos. Y no puso ninguna pega a que en esa mesa esté Podemos, algo que le afeó Casado por la mañana cuando le recordó que, hace apenas tres años, no quería pactar nada con el PP en las autonomías o muncipios si había algún imputado popular en el territorio en el que se negociaba.

EVITAR LA INFLUENCIA DE RUFIÁN Y OTEGI

Arrimadas cree que es una "obligación" intentar llegar a un entendimiento con el Gobierno en estos momentos y, sobre todo, explicó en una rueda de prensa, quiere hacerlo para evitar que los Presupuestos se los acaben "repartiendo Gabriel Rufián, Arnaldo Otegi y Pablo Iglesias en un despacho".

El vicepresidente segundo, por su parte, sigue expresando, esta vez directamente, que no le gusta el acercamiento de Sánchez a Cs. En una entrevista en la Sexta, Iglesias aseguró que primero se negociará en el seno del Gobierno, después con los socios de investidura, después con los que se abstuvieron (entre los que se encuentran ERC) y, por último, Ciudadanos.

No es el orden que lleva Sánchez, que ha dejado a los republicanos para este jueves, consciente de su inestabilidad por estar pendientes de las elecciones catalanas, todavía sin fecha. En el segundo día de reuniones también hablará con el PNV y con Bildu.