Las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez no siguen un ritmo regular. Avanzan por rachas. La primera y fundamental fue el pacto de coalición entre el líder del PSOE y Pablo Iglesias, firmado menos de 48 horas después de las elecciones generales. La segunda llegó ayer, una jornada que Sánchez pasó básicamente al teléfono, en una ronda de conversaciones con los presidentes autonómicos que buscaba, sobre todo, normalizar la relación con Quim Torra. Lo logró. En solo quince minutos de charla, se emplazaron a un encuentro después de la reelección del líder socialista.

Los frutos de este impulso negociador, que también incluyeron las reuniones de la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, con varios grupos parlamentarios, son de momento menos tangibles, pero vinieron a reforzar la esperanza socialista de que la investidura tenga lugar en diciembre.

LA ÚLTIMA OFERTA / Es solo una posibilidad. La pieza fundamental para la reelección de Sánchez, el pacto para que ERC se abstenga, aún tiene que concretarse. Socialistas y republicanos señalan que las negociaciones no están encalladas, que solo falta que el PSOE haga una última oferta sobre una «mesa de negociación» para abordar el «conflicto político» en Cataluña. Si esta obtiene el aval del partido de Oriol Junqueras, Sánchez podría ser reelegido tras un debate en el Congreso que comenzaría el 27 de diciembre y culminaría con una segunda votación, en principio exitosa, el 30. ERC, que hasta ahora había insistido en que el acuerdo sería en enero o no sería, ya no descarta esa posibilidad.

Los republicanos valoraron que Sánchez decidiese reanudar su relación con Torra, a quien el líder socialista no había contestado al teléfono varias veces el pasado octubre, al considerar que el president no había condenado con suficiente contundencia los disturbios en las calles de Cataluña a raíz de la sentencia del procés. ERC se siente responsable de esa llamada. Fue la formación de Junqueras la que insistió al PSOE en que el jefe del Ejecutivo tenía que hacerla. No porque los republicanos deseen lo mejor para Torra, subrayan fuentes de su dirección, sino «por respeto institucional». También fueron ellos quienes reclamaron a los socialistas que se reunieran con Bildu, con quien van de la mano en el Congreso.

LLAMADA A TORRA / Aunque hubo más reticencias a la primera petición que a la segunda, según fuentes conocedoras de la negociación, el PSOE, en un síntoma de su voluntad de pacto, accedió a ambas propuestas. La llamada de Sánchez al president vino acompañada de otras al resto de presidentes autonómicos, y Lastra no solo se vio con los aberzales, sino que también se citó con Más País, Compromís, JxCat y la CUP. Pero los socialistas accedieron.

Pasadas las nueve de la mañana, tras hablar con el lendakari, Iñigo Urkullu, que fue el primero de la ronda al ser el estatuto vasco el más antiguo de todos, Sánchez llamó a Torra. La relación entre ambos mandatarios, que ha pasado por todo tipo de vaivenes desde que el líder socialista llegó a la Moncloa, parece encaminada a fortalecerse. Como mínimo, a normalizarse, porque el jefe del Ejecutivo y el president quedaron en reunirse, pero solo después de la investidura. A partir de aquí, la Moncloa y la Generalitat ofrecieron sus versiones de la charla, que duró un cuarto de hora.

LA AUTODETERMINACIÓN / Torra insistió en que la «solución al conflicto pasa por el derecho de autodeterminación y el fin de la represión, así como por la libertad de los presos políticos». El president también recordó a Sánchez «la dureza de su campaña contra el independentismo» y se quejó de la «falta de cortesía institucional al no haber atendido sus llamadas» el pasado octubre.

El jefe del Ejecutivo en funciones, por su parte, transmitió a Torra que quiere que esta sea la «legislatura del diálogo» para «reducir la tensión territorial». De ahí, continuó, la necesidad de constituir un gobierno «cuanto antes que permita dar estabilidad y encarar políticamente la situación en Cataluña».

El tono de la conversación, coincidieron los colaboradores de ambos mandatarios, fue «bueno», «cordial». Aseguran estas fuentes que acbaron felicitándose las fiestas. En la Moncloa y en el Palau de la Generalitat mostraron su satisfacción por el deshielo, que tendrá que materializarse en el encuentro que mantengan el líder socialista Pedro Sánchez y el presidente catalán lo antes posible, siempre que haya investidura, una posibilidad cada vez más cercana.