Una apisonadora ha destruido este jueves en un reciento de la Guardia Civil en Valdemoro (Madrid) 1.400 armas incautadas durante décadas a las organizaciones terroristas, en su mayoría a ETA, aunque una pequeña parte provenía de los GRAPO. El acto ha sido sobrio y breve. No podemos olvidar, ha dicho Pedro Sánchez ante las metralletas, pistolas y fusiles ya inservibles. La convocatoria no ha estado exenta de polémica, con el PP tachándola de "paripé" y una parte de las asociaciones de víctimas distanciándose. Representantes de los gobiernos de Euskadi y Navarra, en cambio, sí han asistido, así como varios ministros, jueces y miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

“La destrucción de estas armas tiene un grandísimo significado para la democracia española. Implica la derrota de la violencia frente a la razón”, ha señalado el jefe del Ejecutivo. “No se puede cambiar el pasado, pero sí tenemos la capacidad y la obligación de repararlo. Los terroristas quisieron doblegar a la sociedad mediante el miedo, pero no contaron con la resistencia ciudadana. Este acto contribuye a dignificar la memoria de las víctimas. Necesitamos memoria democrática. Recordar es un ejercicio de dignidad, de humanidad y de justicia. Es un deber moral”, ha continuado.

El jefe del Ejecutivo ha mostrado su preocupación por el desconocimiento entre las nuevas generaciones de lo que representó ETA. A finales del pasado octubre, por ejemplo, se divulgó un estudio de Gad3 que revelaba que el 60% de los jóvenes españoles no sabe quién fue Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en la localidad vizcaína de Ermua, cuyo asesinato en 1997 marcó un punto de inflexión en la lucha contra la banda terrorista.

“Hay muchos jóvenes dentro y fuera del País Vasco que conocen de forma superficial la violencia criminal de ETA. Pero no podemos olvidar, no debemos olvidar. Las armas acaban de ser destruidas, pero el eco de sus disparos debe llegar a nosotros. ETA está acabada, pero hay una tarea pendiente de esclarecimiento y reparación. Vamos a seguir defendiendo la memoria de quienes fueron asesinados, heridos o amenazados por los grupos terroristas, desde ETA y los GRAPO hasta el terrorismo islamista y los GAL. Está en nuestra mano luchar contra la desmemoria y reparar el dolor”, ha concluido Sánchez.

Las críticas

Para el PP, muy crítico con los acuerdos que el Gobierno ha llegado con Bildu en el Congreso durante esta legislatura, el acto supone, en realidad, “otro paripé” de Sánchez para “humillar a las víctimas”. "El Gobierno socialcomunista de Sánchez destruye las municiones de hierro de ETA. Y al mismo tiempo, le da al entorno de ETA munición política pactando con los proetarras de Bildu la política penitenciaria y blanqueando sus siglas", ha señalado el líder de los populares en Euskadi, Carlos Iturgaiz. También la portavoz de Interior del partido de Pablo Casado, Ana Vázquez Blanco, ha acusado al presidente del Gobierno de buscar “un baño de multitudes para blanquear su indignidad”. Al acto, en cualquier caso, solo han asistido unas pocas decenas de personas.

Varias asociaciones de víctimas también han criticado la convocatoria, organizada por iniciativa del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo. Así, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) ha tachado el acto de “propagandístico” y ha recordado que “más de la mitad de los crímenes de ETA siguen sin resolver”. La asociación Dignidad y Justicia tampoco ha acudido, al considerar que el Ejecutivo pretende “tapar el abandono, humillación y traición a los que tiene sometidas a las víctimas del terrorismo”.