La Moncloa mira con inquietud al Parlament, consciente de que las convulsiones políticas que se produzcan en Cataluña durante este primer semestre pueden dejar tiritando al Gobierno en Madrid. El Ejecutivo necesita aprobar los Presupuestos con los apoyos de ERC y prevé hacerlo en junio, pero sabe bien que un adelanto de las elecciones a la Generalitat alejarían a los republicanos de un respaldo que es vital para la pervivencia de la legislatura. Con ese mar de fondo, el clima de tensión vivido ayer en la Cámara catalana dejó al equipo de Pedro Sánchez expectante pero, ante todo, determinado a avanzar.

Por ahora no se ha cancelado la cita, pero tampoco se da por hecho que vaya a ser él quien se siente al otro lado de la mesa en ese encuentro. O dicho de otro modo: el futuro es tan incierto que el jefe del Ejecutivo se reunirá «con quien sea president de la Generalitat en ese momento». El Gobierno entiende que es el Parlament el responsable de decidir quién ostenta ese cargo y trata de no entrometerse, pero la escalada de tensión vivida ayer no allana precisamente el encuentro. De hecho, lo enfría. Aunque la intención era que la cita se celebrase a primeros de febrero en Barcelona, los socialistas reconocen que ya no pueden garantizar que sea en esos días y admiten que habrá «ajustes» en la agenda.

«El señor Torra seguirá siendo o no president de la Generalitat en función de lo que decida el Parlament. Eso significa que cuando llegue el momento, el presidente del Gobierno se reunirá con quien sea en ese momento president, con quien el Parlament haya determinado», dribló la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, para no comprometer una decisión .

En rueda de prensa tras la primera reunión de la Ejecutiva después de la formación de Gobierno, Narbona anunció que el próximo comité federal del PSOE se celebrará el próximo 15 de febrero y que el Congreso del partido será en el 2021.