Cataluña, la unidad de España y cómo se preserva, blinda o relata, fueron ejes principales de las intervenciones de los líderes políticos en la ya muy electoral jornada de este sábado, a 22 días del 28-A.

Mientras Pedro Sánchez acusaba al PP de ser el frontón que interesa al independentismo, Pablo Casado prometió reforzar la inspección educativa del Estado sobre la enseñanza de la historia, y Santiago Abascal se juramentó para acabar con la autonomía catalana de un plumazo.

Hablando en Sevilla, a 1.000 kilómetros de Barcelona, el presidente del Gobierno dedicó a la cuestión catalana la mayor parte de su intervención en un mitin multitudinario para recordar cómo el desafío soberanista ha dado alas a la extrema derecha y para defenderse del mantra acusatorio del PP y Ciudanos sobre una supuesta connivencia suya con el independentismo, informa Julia Camacho.

"A los líderes independentistas les interesa más un gobierno del PP que uno del PSOE para confrontar", aseguró, y desafió al soberanismo y sus dirigentes a "salir a la calle y reconocer que han mentido, porque la independencia no es posible".

En la línea de lo que ya declaró en entrevista a EL PERIÓDICO, remarcó que "el PP y los independentistas son plenamente conscientes de que la independencia de Cataluña no se va a producir".

UNA SOLA HISTORIA

Al tiempo que el presidente tocaba la sensibilidad andaluza sobre la cuestión catalana, Pablo Casado hablaba desde otro lugar donde ese asunto también promueve voto. En Salamanca, ciudad universitaria y cuyos círculos culturales reclaman parte de los papeles de la guerra civil devueltos a la Generalitat, el líder de los populares quiso hablar de la enseñanza de la historia.

Casado anunció que la educación será clave en el programa electoral que los populares presentarán el lunes en Barcelona. Y en la educación, el ingrediente catalán: Casado garantizó que "el castellano será lengua vehicular en la enseñanza de toda España", y prometió el refuerzo del papel de vigilancia de la Alta Inspección del Estado sobre las autoridades educativas autonómicas, dándole "competencias sancionadoras".

"Si hay algún colegio que está adoctrinando a nuestros hijos, la Inspección podrá denunciarlo y actuar", anunció, en referencia a la enseñanza de la historia en Cataluña y Baleares.

ILEGALIZAR EL INDEPENDENTISMO

Al tiempo que hablaba Casado, el líder de Vox, Santiago Abascal, subía la apuesta: su partido promoverá en el Congreso "la intervención de la Generalitat", la "detención de Torra" y de Puigdemont, el cierre de TV3 y "la disolución de los Mossos d'Esquadra y la integración de los leales en la Policía Nacional".

Todo, con la guinda de "ilegalizar los partidos independentistas". Dijo Abascal que se siente "harto" de que sus impuestos "vayan dirigidos a alimentar a aquellos que quieren romper España".

Vox eligió Leganés, ciudad obrera, eslabón del cinturón otrora rojo del sur de Madrid, para presentar sus candidatos electorales. Ante un público entregado que, sin embargo, no llenó la plaza de toros de la ciudad, el dirigente de la ultraderecha anunció que es el momento de "pasar por encima de aquellos que quieren ver a España humillada".

Era el medio día. La misma hora a la que, en Sevilla, Josep Borrell, ministro de Exteriores y candidato socialista para las Europeas, sentenciaba: "La unidad de España no se construye a golpes de 155".