Cuando Pedro Sánchez dijo el jueves por la noche que había que volver "al punto de arranque", se refería a su oferta inicial: un Gobierno monocolor socialista que salga adelante con el apoyo de Podemos a cambio de determinadas medidas. La oferta de coalición, que los socialistas aceptaron en el último momento por la reclamación de los morados, está enterrada. Falleció con el fracaso de la investidura de Sánchez, en la que Pablo Iglesias se abstuvo porque la propuesta del PSOE no contenía suficientes parcelas de poder para Podemos.

"No se va a volver a repetir lo que ha ocurrido estas semanas. El Gobierno de coalición está rechazado y rechazado queda", ha señalado este viernes tras el Consejo de Ministros la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo. "Al Gobierno de coalición le ha cerrado las puertas Podemos. Esa vía ha estado explorada y no ha funcionado. Toca explorar otras opciones", ha insistido poco después.

Tras impedir por segunda vez la elección de Sánchez como presidente (la primera fue en el 2016, cuando el líder del PSOE pactó con Albert Rivera), Podemos señala ahora que hay que volver a negociar para que la coalición salga adelante. Pero la actitud del Gobierno es muy distinta. Si Iglesias acepta que el Ejecutivo sea monocolor, se negociará un programa de legislatura. Y si no, no.

Calvo ha recordado que en Portugal gobiernan los socialistas con el apoyo, desde fuera, de los partidos a su izquierda. "Habrá que explorar un programa de elementos en los que converjamos. Esa fórmula puede estar abierta. La coalición no", ha dejado claro la vicepresidenta. Y el pacto de Podemos, ha continuado, podría ser "de máximos, de mínimos o un programa de legislatura".

LA ABSTENCIÓN DE LA DERECHA

Los socialistas, al mismo tiempo, continúan insistiendo en la abstención de la derecha, y la presión para que el PP y Cs no bloqueen aumentará en las próximas semanas. El Gobierno en funciones, de hecho, apenas "se tomará vacaciones". Habrá Consejo de Ministros todas las semanas de agosto, salvo en la de mediados de mes.

Calvo ha evitado hacer autocrítica sobre la incapacidad para sumar apoyos del PSOE, que dejó pasar los días desde las generales del pasado 28 de abril y solo empezó a negociar en serio en el tramo final, cuando ya estaba convocado el debate de investidura. En los casi tres meses que han pasado desde las generales, Sánchez solo ha logrado el apoyo de un diputado, del Partido Regionalista de Cantabria.

"El presidente ha pedido a los dos partidos de derechas que asuman su responsabilidad. Se lo seguimos pidiendo, pero con un cambio importante. Antes había un candidato. Ahora no lo hay. La responsabilidad no es eludible de ninguna de las maneras. Quien la eluda ahora llevará a su país a elecciones. Todo el mundo tiene que ponerse a trabajar ya. Vamos a seguir trabajando con todo el mundo", ha explicado la vicepresidenta. Los socialistas, por lo tanto, echan mano del vértigo que provocan unos nuevos comicios (serían las cuartas generales en menos de cuatro años) para intentar mover a Pablo Casado y a Rivera.

Pero también a Iglesias, cuyo tirón electoral va a menos y tiene una situación interna comprometida, ya que no todos los sectores de Unidas Podemos comparten su insistencia en una coalición ni su abstención en la investidura de Sánchez. "Podemos ha rechazado una oferta razonable, equilibrada, posible. Ellos solo lo han rechazado. Iglesias tiene sobre su responsabilidad dos investiduras fallidas de un presidente socialista. Tendrá que meditar. Pero tiene ese récord lamentable para la izquierda española. Lo ha podido ver todo el país", ha subrayado Calvo.