Cuando Íñigo Errejón se marchó de vacaciones este verano, no tenía en mente presentarse a unas elecciones generales. Convencido de que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias llegarían a un acuerdo en septiembre, la única tarea política que se llevó de viaje, explican en su entorno, fue trazar un plan para sobrevivir cuatro años con un perfil estatal cuando en realidad estaba encerrado en una Asamblea de Madrid que, mediáticamente, amenazaba con hacerle desaparecer del mapa. Solo a la vuelta, al constatar el fracaso negociador, se admitió a sí mismo que le tocaba, otra vez, volver a "correr atándose los cordones", la frase que acuñó hace cinco años para describir las prisas con las que nació Podemos.

El equipo de Sánchez le miraba de reojo. "Es un excelente estratega, un teórico admirable, pero teme demasiado arriesgarse, pasar a la acción", opinaba un colaborador del presidente. Esta vez, se atrevió. Sánchez y Errejón apenas se conocen, solo se han saludado un par de veces, de pasada, y hasta parecían destinados a apreciarse. Pero el 10 de noviembre compiten por 1,3 millones de votos. Y las simpatías, en campaña, se desdibujan.

En el Gobierno tenían la intuición de que la llegada de Más País les iba a complicar una carrera electoral que el PSOE ya arrancaba con dificultades, y las encuestas constatan los augurios. El Gabinet dEstudis dOpinió Pública (GESOP) concluye en su sondeo para EL PERIÓDICO que entre 280.000 y 300.000 de los electores que en las generales de abril eligieron a Sánchez admiten que el 10-N votarán a Errejón. Cerca de un millón de votantes dudan entre el PSOE y Más País. La campaña decidirá hacia dónde se inclinan, pero por el momento las cifras son inquietantes para los socialistas, que en las anteriores legislativas obtuvieron 7,5 millones de apoyos.

Si a Errejón le va especialmente bien, Sánchez puede quedarse en torno a sus 123 escaños actuales: aumentar poco o incluso perder alguno, porque Más País se comería el grueso del crecimiento que los asesores de Sánchez habían previsto. "Está muy bien valorado entre la gente del PSOE, Podemos y los nacionalistas moderados, así que en realidad podría pescar de todas partes. Quizá lo que frene que su voto vaya a más es que, como no se presenta en todas las circunscripciones, habrá electores que al final no le voten porque no lo ven como una alternativa real a Sánchez", explica la directora del GESOP, Àngels Pont.

NUEVOS ATAQUES

El PSOE cuenta con esa baza y se define como la única opción para formar gobierno. Desde ahí, trata de situar a Más País en el mismo espacio electoral de Unidas Podemos, arrinconado en la extrema izquierda del tablero, como dos facciones que se disputan el poder entre ellas por viejas rencillas. Los socialistas apenas se detenían hasta ahora en Errejón, pero ante su capacidad de atraer a una parte del electorado que apoyó a Sánchez en abril, han empezado los ataques. "Es parte del problema", dijo el lunes la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra.

Aun así, el entorno de Sánchez, que asegura no creer en las numerosas encuestas que reflejan un estancamiento del presidente en funciones, aún considera posible sumar mayoría absoluta el 10-N con Unidas Podemos, Más País y el PNV, sin necesidad del independentismo catalán. En ese escenario, continúan las mismas fuentes, Errejón podría ser clave para que Iglesias se apee de la coalición que sigue reclamando.

Porque el nuevo partido trata de presentarse como llave del desbloqueo, con un discurso que trata de conectar con la frustración del electorado por la repetición electoral. En su contra juega la falta de estructura orgánica, que le impide presentarse en la mayoría de circunscripciones (solo concurrirá en 17 de un total de 52), el escuálido presupuesto del que dispone y la imposibilidad de ajustar listas electorales en tiempo récord sin herir sensibilidades.

LOS PERFILES

Sánchez (4,3) y Errejón (4,2) son los líderes más valorados, casi en empate técnico. Se solapan especialmente en un votante progresista residente en las grandes ciudades, de entre 18 y 45 años. A partir de esa edad, Más País obtendría un voto residual, mientras que los socialistas continúan atesorando el electorado más mayor, especialmente entre los jubilados, algo que explica la importancia del reciente anuncio de Sánchez de que piensa subir las pensiones en diciembre, aunque siga en funciones.

Más País tiene mejores expectativas de atraer a un electorado con estudios superiores y medios. El PSOE consigue un mayor respaldo (33%) entre votantes de formación académica baja, donde Errejón no les araña un voto, pero el expodemista bien puede robarles entre los niveles medios (24,3%) y altos (21,6%). A diferencia de Podemos, Más País tiene más apoyo de personas con empleo que de parados. La buena noticia para Sánchez es que conserva mayor voto femenino. A Errejón, en cambio, le votarían menos de la mitad de mujeres que de hombres.