Un otoño caliente de movilizaciones en las calles de Catalunya. Esa es la escalada de la tensión que espera en los próximos meses el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que descarta sin embargo que el Govern de Quim Torra vaya a incurrir en un nuevo acto ilegal que propicie una vez más la intervención de la autonomía por parte del Estado.

En conversación informal con los periodistas que le acompañan en su gira iberoamericana, Sánchez ha subrayado cómo, más allá de declaraciones que inflaman el ambiente, la Generalitat, con Torra al frente, no ha incurrido en ninguna ilegalidad y el Ejecutivo español tampoco prevé que vaya a traspasar esa línea en las semanas que están por venir con la celebración de la Diada el 11 de septiembre y el aniversario del referéndum de independencia del 1 de octubre.

Tampoco cuenta Sánchez con un adelanto electoral en Catalunya porque, asegura, todos los partidos son conscientes de que el resultado no será muy distinto de los últimos comicios. El cambio que percibe el presidente en Catalunya tiene que ver con el deseo de mucha gente de que se abra "una nueva etapa".

Autogobierno

Un nuevo periodo que, en su opinión, debería servir para mejorar el autogobierno de Catalunya porque, asevera, el Ejecutivo español no puede ni va a ofrecer ninguna propuesta de autodeterminación. Pero sí está dispuesto a hablar del autogobierno catalán y de una reforma del Estatuto que, si se acuerda, deberán aprobar los catalanes en referéndum. Esa votación satisfaría el anhelo mayoritario de la sociedad catalana de votar un acuerdo, según su análisis.

Sánchez aconseja al independentismo que haga "autocrítica" de cómo han hecho las cosas porque, les ha recordado, han intentado imponer su visión sin tener una mayoría social detrás, ni tan siquiera la mayoría de tres quintos que se requiere para reformar el Estatut.

Así que, antes de exigir al Gobierno español que presente una propuesta para la autodeterminación de Catalunya, lo primero que tendrían que conseguir es el acuerdo entre las fuerzas políticas catalanas, que se mantienen divididas en torno a esta cuestión. De ahí que Sánchez sostenga que el consenso posible entre catalanes pasa por mejorar el autogobierno.

"Los problemas reales"

En el entorno del aniversario del 1 de octubre, Sánchez va a celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona en el que se aprobarán medidas que afectarán a "los problemas reales" de los catalanes. El presidente quiere demostrar así que el Estado está presente en Catalunya y que su Gobierno dispone de un proyecto político para todos y cada uno de los territorios de España (celebrará otro Consejo de Ministros en otoño en Andalucía).

En paralelo a este despliegue de la presencia de España en Catalunya, Sánchez está determinado a seguir el diálogo con la Generalitat con vistas a recuperar una relación institucional de cooperación y lealtad. Torra tendrá que decidir si participa de esta nueva agenda del Gobierno en Catalunya o prefiere mantener la confrontación.