El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se ha estrenado en la minicumbre de Bruselas, organizada por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para tratar de reducir las tensiones en materia migratoria, trasladando la actitud “constructiva” e “integradora” del nuevo Gobierno de España y anunciando que pedirá ayuda a sus socios europeos para controlar mejor el flujo migratorios en el mediterráneo occidental.

“Estamos preparados para responder al reto global que suponen los flujos migratorios que vienen, especialmente ahora, a través de la ruta occidental y pediremos también el apoyo de los Estados Miembros para controlar mejor el flujo que sufrimos en el mediterráneo occidental”, ha explicado durante una breve intervención ante la prensa en la que ha respondido a dos preguntas, una en castellano y otra en inglés.

Según los últimos datos de la agencia europea Frontex, los flujos migratorios se han disparados en los cinco primeros meses del año un 59% en la ruta del mediterráneo occidental, que es la que afecta a España, adonde han llegado más de 8.200 personas. Mientras tanto, las personas que han llegado a Italia a través del mediterráneo central siguen siendo más, 13.450 entre enero y mayo, pero la cifra supone un 77% menos que las llegadas hace un año.

En su estreno europeo, Sánchez ha insistido en que España apoyará la búsqueda de una solución europea a un desafío “tan importante” como es el de la inmigración. “La actitud con la que acudimos a esta minicumbre y vamos a acudir a la de la próxima semana del 28 y 29 de junio será constructiva, integradora, de aportar soluciones, y compartir experiencias” porque “creo que la sociedad española y el conjunto de las instituciones españolas puede aportar mucho”, ha explicado minutos antes de entrar en la reunión.

Tal y como hiciera ayer desde París junto al presidente galo, Emmanuel Macron, Sánchez ha defendido la iniciativa de crear centros de inmigrantes que, según ha explicado, deberán ser controlados y respetar los derechos humanos. “Lo que intentamos no solo es respetar los derechos de aquellos inmigrantes que llegan a las costas europeas sino sobre todo y fundamentalmente trasladar una política migratoria controlada y responsable, que haga frente a la realidad que tenemos en el conjunto de la UE”, ha explicado. Un buen “punto de partida” para una discusión migratoria que sigue dividiendo a Europa.