Muy castigado desde el punto de vista político tras su brusca rectificación sobre la forma en que los menores volverán a salir a la calle, Pedro Sánchez dibujó ayer en el Congreso un escenario de moderado optimismo. Durante el áspero debate para solicitar al Parlamento la autorización para prorrogar 15 días más el estado de alarma frente al coronavirus (un visto bueno que solo contó con el rechazo de Vox, JxCat y la CUP), el presidente del Gobierno anunció que la desescalada, cuyo primer paso son los paseos de los niños, será «lenta», «prudente» y puede haber «pasos atrás», advirtió Sánchez, situando en la segunda mitad de mayo el inicio de la «nueva normalidad».

En una vertiente más política, Sánchez se refirió a la llamada «mesa de reconstrucción» frente a la crisis del coronavirus que, al final, atendiendo a las peticiones del PP, será una comisión en el Congreso. El presidente quiere que este organismo se ponga en marcha «cuanto antes» e insistió en que este enfoque de «unidad» en la respuesta a la crisis también se extienda a las comunidades y los ayuntamientos. La iniciativa pretende meter presión al PP, que gobierna en varias autonomías (Andalucía, Madrid, Castilla y León, Galicia y Murcia) y mira con recelo que el presidente ha llegado en llamar los nuevos Pactos de la Moncloa.

El agrio debate que se vivió en el Congreso no invita a apostar fuerte por un pacto de consenso entre todas las fuerzas. Pero Sánchez piensa que si él, a través del PSOE, muestra su disposición a pactar en todos los territorios, gobierne quien los gobierne, entonces los conservadores también deberán hacer lo mismo a nivel de todo el Estado.

EL DIÁLOGO / «¿Apoya usted una propuesta de reconstrucción, donde gobierna el PSOE y donde gobiernan otras fuerzas políticas? Contésteme con un sí o un no», le preguntó Sánchez a Casado. No obtuvo respuesta, pero sí reproches sobre su gestión de la pandemia. «No diga que han pecado de prudencia, han pecado de incompetencia. Con nuestros hijos no se juega. Con nuestra salud, tampoco», sentenció el líder del PP. Más conciliadores estuvieron durante us intervenciones Ciudadanos o el PNV.

Sánchez también apostó por reactivar el diálogo político con la Generalitat de Cataluña. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, le había pedido horas antes un gesto de este tipo, para que la mesa de diálogo entre el Ejecutivo central y el Govern se volviera a reunir, como muy tarde, en junio. Y Sánchez contestó: «Estoy dispuesto a recoger el guante».

LA POLÉMICA /Además, todos los grupos aprovecharon para arremeter contra la forma en la que el Gobierno comunicó la decisión de permitir las salidas de los más pequeños. «Este es un Gobierno que apuesta por el consenso, que escucha (...). Pecamos de prudencia, sí, lo reconozco. Pero escuchamos y acordamos», explicó Sánchez ante el giro brusco del Ejecutivo.

Esta medida, reclamada por las comunidades autónomas y padres, después de que España haya sido durante mes y medio el país más restrictivo, fue adoptada por el Gobierno a través de mensajes contradictorios. Todos los grupos, salvo los dos del Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, arremetieron contra la forma en la que se comunicó la decisión, dentro de un pleno en el que las críticas a Pedro Sánchez fueron constantes, duras, y también esperadas.