Pedro Sánchez ha recurrido este sábado, durante el acto de su proclamación como candidato a la Moncloa, a una de las más famosas fórmulas utilizadas por el expresidente Adolfo Suárez(“puedo prometer y prometo”) para trasladar la importancia de las elecciones del próximo 26 de junio. Suárez la empleó en la campaña de las generales de 1977 como modo de anunciar sus propuestas: de la Constitución a la reforma fiscal. El líder del PSOE ha sido algo menos concreto. “Puedo prometer y prometo decencia. Puedo prometer y prometo diálogo. Puedo prometer y prometo dedicación”, ha dicho Sánchez en un acto en Móstoles (Madrid) de pequeñas dimensiones, ante un auditorio de 1.000 personas según la organización, que también ha servido para desvelar el eslogan que usarán los socialistas: "Un SÍ por el cambio". "Solo hay una papeleta que garantiza el cambio: la del PSOE", ha señalado el aspirante a la Presidencia del Gobierno, incidiendo en su planteamiento de esta campaña como un plebiscito sobre Mariano Rajoy.

El acto ha contado con Susana Díaz, presidenta de Andalucía y principal contrapoder de Sánchez dentro del PSOE, en el papel depresentadora del candidato. El gesto ayuda a aparcar la imagen de guerra interna, que todos los dirigentes socialistas, independientemente de a quién apoyen, quieren evitar hasta el 26 de junio. Después será otra cosa. Solo si Sánchez alcanza la Moncloa o mejora sensiblemente sus 90 diputados de septiembre tendrá cerca la reelección como secretario general.

“He escuchado que si estamos más débiles, que si jugamos a mantener la segunda posición… Y yo digo: somos el PSOE, un partido que nació para ganar. ¿Quién ha dicho que el PSOE está débil? Si gobierna a comunidades que representan a 22 millones de españoles. El PSOE nunca va a renunciar a ganar. El PSOE le ha echado ganas, generosidad, muchas horas. Pero nos faltaron escaños. Para que el PSOE vuelva a gobernar en España tiene que volver a ganar las elecciones. Y si ganamos, en una semana España tiene gobierno. En una semana Pedro es presidente”, ha señalado Díaz durante un discurso en el que no se ha ceñido a las modestas características habituales en los discursos de los teloneros.

Al contrario. La presidenta andaluza no ha citado en exceso a Sánchez, y en su lugar ha cargado con dureza contra el PP y Podemos. Su mención a la insuficiencia de diputados socialistas tras las elecciones de diciembre, cuando logró 90, contrasta además con el mensaje que trasladó, entonces y después, la dirección socialista. El propio Sánchez dijo en la noche electoral que el partido había“hecho historia”. Su número dos, César Luena, también sacó pecho un día más tarde. “Hemos ganado a casi todas las encuestas”, se felicitó.

ROCES INTERNOS

Esta semana ha sido abundante en ruido orgánico dentro del PSOE. El lunes, el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, dijo creer que Díaz, como muchos dan por hecho pero callan en público, “sí se presentará” al próximo congreso del partido, que se celebrará dentro de unos meses, para relevar a Sánchez como secretario general. La presidenta andaluza no lo negó.

Un día después del vaticinio de Vara, Pablo Iglesias ofreció al PSOE ir de la mano en las candidaturas al Senado para evitar que el PP controle la Cámara alta. “No, gracias”, contestó Sánchez al líder de Podemos. Pero Ximo Puig, el presidente valenciano, llevaba un tiempo negociando una formato similar, solo para su autonomía, junto a Compromís y el partido morado. Puig mantuvo el pulso casi hasta el final, argumentando que el federalismo que propone el PSOE también implica fórmulas como esta, pero tuvo que plegarse al mandato de la dirección. El presidente valenciano, en un síntoma de malestar, no ha estado presente este sábado en la proclamación de Sánchez.

“El PSOE: cuatro letras. No hace falta más. Así ha sido durante 137 años de historia y así seguirá siendo”, ha señalado el candidato socialista sobre la reciente polémica a raíz de la propuesta de Iglesias, a quien, como otras veces, Sánchez ha acusado de preocuparse solo por sus intereses personales.