Nicolas Sarkozy volvió a demostrar ayer que los años en que ETA consideraba Francia su "santuario" pasaron a la historia. El presidente francés no solo recalcó su disposición a colaborar al máximo con España para acabar con la banda vasca, a la que calificó de "mafia", sino que se mostró convencido de que el país vecino dejará de ser "la retaguardia" de la organización.

Sarkozy se pronunció de esta manera al recibir el premio Convivencia Manuel Broseta, otorgado por la fundación que lleva el nombre del miembro del Consejo de Estado asesinado por ETA en 1992 en Valencia. El presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, le otorgó el galardón en el Elíseo. En su discurso, Sarkozy garantizó que la cooperación antiterrorista con España será "a largo plazo", independientemente de que en Madrid gobiernen los socialistas o el PP. "Entre la democracia francesa y la española no puede haber más que solidaridad", dijo. Además, el mandatario se dirigió a los etarras para demostrarles todo su rechazo: "ETA debe saber que en Francia no son bienvenidos". Y puso como ejemplo de la presión policial que en las cárceles francesas hay 175 etarras (150 españoles), lo que supone una cifra histórica.

BASE LOGISTICA Sarkozy expresó su apoyo a José Luis Rodríguez Zapatero un día antes de que este se someta a la sesión de investidura. Pese a la disposición de Sarkozy, que se ha traducido en un aumento de la presión policial y judicial en Francia, la Europol subrayó ayer que el país vecino sigue siendo la principal base logística de ETA.

Sarkozy y su esposa recalarán en España en unos meses. En respuesta a una invitación del Rey, el presidente francés y Carla Bruni pisarán España en otoño, según anunció ayer el propio dirigente. La cumbre franco-española debe celebrarse este año en España después de que la del 2007 se retrasara y se celebrase el pasado enero en París.