Alguien se acuerda de que Zapatero cometió el error diplomático de mostrar con efusión su preferencia por la socialista francesa Ségolène Royal cuando se enfrentó a Nicolas Sarkozy en las urnas? Seguramente Mariano Rajoy, que se topó entonces, hace ya un par de años, con una oportunidad para reprender al presidente del Gobierno. Ayer, en cambio, a los populares no les quedó más remedio que ser testigos del alarde de sintonía entre los líderes español y francés, que se lisonjearon sin freno.

Después de los fastos protocolarios del lunes, día en que se concentró la visita de Estado, los dos mandatarios se dedicaron ayer a la reunión bilateral, tras la cual comparecieron ante la prensa y mostraron que no solo son una voz en la lucha contra ETA "y todas las formas de terrorismo", sino también que lo pretenden ser en la Unión Europea (UE). José Luis Rodríguez Zapatero anunció que, cuando asuma la presidencia de turno de los Veintisiete, el 1 de enero, marcará como "objetivo prioritario" la consecución de "un verdadero gobierno económico".

MAS PODERES Esta es una vieja reivindicación francesa, que Sarkozy avivó cuando fue presidente europeo y que el jefe del Ejecutivo español comparte. "Si la UE quiere ser de verdad una unión política eficaz para los ciudadanos tiene que tener un gobierno económico mucho más sólido y con herramientas", aseguró Zapatero en la rueda de prensa conjunta. La idea es reforzar el Eurogrupo (compuesto por los ministros de finanzas de la zona euro), dotarlo de más poderes y que sirva de contrapunto al Banco Central Europeo, unas intenciones que el Gobierno alemán de Angela Merkel nunca ha visto con buenos ojos.

Fuentes de Moncloa explicaron que Zapatero propondrá concertar las políticas económicas de manera habitual, y no solo en momentos de crisis, como ocurrió en otoño. En octubre, precisamente a propuesta del dirigente español, Sarkozy --en calidad de presidente de los Veintisiete-- convocó una reunión extraordinaria del Eurogrupo, a nivel de jefes de Gobierno, en la que se pergeñaron las ayudas para salvar al sector bancario. Esa correlación de fuerzas entre las capitales debería darse, a juicio de Zapatero y de Sarkozy, de manera habitual. "Hace mucho tiempo que los dos pensamos que Europa está viviendo un déficit de gobierno económico", aseguró el líder francés.

"EL AÑO DE LA RECUPERACION" Sarkozy y Zapatero acordaron colaborar de forma "permanente" durante la presidencia española de la UE y afirmaron, en una declaración escrita, que el 2010 será "el año de la recuperación económica" para los Veintisiete "y el resto del mundo". En el documento se asegura que la presidencia española contribuirá a alcanzar esa meta actuando sobre cuatro ejes: medidas para estimular el crecimiento, la protección del empleo, el restablecimiento del sistema financiero y la mejora de la regulación, y la defensa de los intereses europeos.

Sarkozy insistió en la idea de que la crisis no se va a solucionar "solo con medidas nacionales" y descartó la tentación de culpar a "un Gobierno nacional" de la situación, un mensaje que puede ser un toque de atención al PP. "Todos vivimos el mismo problema, no hay separación entre izquierda y derecha, la diferencia está entre los que se mueven y los que quieren paralizar las cosas; y nosotros queremos movimiento", afirmó.

El jefe del Estado reiteró, ante la prensa y también en el discurso que pronunció ante las Cortes, su apoyo para que España consiga ser miembro "de pleno derecho" del G-20, el grupo de potencias y países emergentes que se ha erigido en la herramienta mundial contra la crisis. "El mundo necesita una España que ejerza sus responsabilidades a nivel internacional. Tiene derecho a exponer su posición ante la crisis", declaró.

De hecho, la participación del Ejecutivo español en esos encuentros internacionales (en noviembre en Washington y en abril en Londres) se consiguió gracias a la mediación de Sarkozy, que cedió su plaza en la primera cumbre, ya que él ocupó la de la presidencia europea. El gesto le fue agradecido por el rey Juan Carlos el lunes en la cena de gala y ayer por todos los diputados y senadores, que le aplaudieron cuando Sarkozy hizo una referencia al asunto.

LAS INFRAESTRUCTURAS La cumbre, en la que participaron los ministros de Exteriores, Interior, Defensa, Fomento y Ciencia e Innovación de ambos países, abordó el segundo dosier histórico de las relaciones diplomáticas: las infraestructuras. Sarkozy dijo que el tiempo en que España y Francia se limitaban a adoptar declaraciones sobre la mejora de las interconexiones "se ha superado" y abogó por "menos discursos y más decisiones".

"Vamos a respetar los calendarios. En tres o cuatro años, ya no me acuerdo, el TGV unirá Lyón con Barcelona", anunció Sarkozy. La declaración, pronunciada con titubeos por el presidente, fue recibida con estupor por algunos expertos, conocedores de que la línea de alta velocidad entre esas ciudades no se completará hasta el 2020, como se ratifica en el acuerdo final de la cumbre.

Lo que estará listo dentro de tres años será la conexión Perpiñán-Barcelona. En el 2012, los AVE españoles podrán llegar a la frontera y luego seguir hasta Lyón e incluso París, pero deberán usar durante 200 kiló- metros una vía de ferrocarril convencional por la que no podrán circular a más de 160. El documento final desvela que se ha alcanzado también un acuerdo para compensar a la concesionaria del tramo transpirenaico (Perpiñán-Figueres) por el retraso en la entrada en servicio del Barcelona-Figueres. Este debía haber arrancado en el 2009 y lo hará el 2012. El texto no revela el contenido del pacto.