El sector del cava ya no pasa unas navidades tranquilas. El año pasado vivió con estupor las iras de quienes enfurecieron por que el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, rechazó apoyar a Madrid como candidata olímpica. Y lo pagó el cava. Este año es el proyecto de Estatuto catalán el que ha originado una multitud de llamadas al boicot.

Aunque no sólo el cava ha sido señalado por los impulsores de la campaña, las empresas que lo producen viven con inquietud estos días, convencidos de que son los chivos expiatorios de una polémica entre políticos, temerosos de que las pérdidas de este año sean superiores a las del ejercicio anterior.

Este temor es el que, oficialmente, incentivó al líder del PP, Mariano Rajoy, a desplazarse ayer hasta Sant Sadurní d´Anoia (Barcelona) para hablar con los productores y asegurarles que pondrá tanto empeñó en la "batalla" en contra del Estatuto como en la que, dijo, emprenderá contra "quienes juegan a hacer boicots". Como argumento, dijo que "el cava y los productos catalanes" son "tan españoles como el jamón de jabugo, el turrón de Alicante y el vino de Rioja".

MENOS NEGOCIO El presidente del PPC, Josep Piqué, explicó que los productores temen que el boicot sea superior al del 2004, cuando el volumen de negocio del sector del cava supuso un 97% del 2003; un 3% menos.

El viaje relámpago de Rajoy no fue visto como un gesto de paz. El socialista Diego López Garrido estimó que Rajoy acudía a sosegar a los empresarios tras contribuir a que sean víctimas del boicot: "¿Qué les va a decir después de hacer de pirómano? ¿Va a hacer de bombero y apagafuegos?". Felip Puig (CiU) agradeció irónicamente a Rajoy que intentara "expiar" su actitud "negativa" para con Cataluña pero le exigió que "deje en paz" a los empresarios catalanes.