España vivió ayer una nueva jornada de protestas contra las restricciones impuestas para frenar al coronavirus, que por segunda noche tornaron en disturbios y enfrentamientos violentos contra las fuerzas de seguridad en Madrid, Logroño, Málaga, las tres capitales vascas y Santander.

Los altercados, que se han extendido a otros puntos del país respecto a los ocurridos el viernes, se han saldado por el momento con 46 detenidos en todo el país -32 en Madrid, 6 en Logroño, 4 en Bilbao y otros 4 en Santander- y once agentes heridos.

Carreras, lanzamiento de objetos y quema de contenedores y otros elementos del mobiliario urbano han sido el denominador común de unas protestas que, como ya ocurriese la noche del viernes, en la mayoría de los casos han sido convocadas desde las redes sociales para censurar el toque de queda y los confinamientos selectivos.

La violencia en las calles, donde ha habido incluso saqueos, ha sido censurada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con un mensaje en su cuenta oficial de Twitter.

El jefe del Ejecutivo ha defendido que "la conducta violenta e irracional de grupos minoritarios es intolerable" y "no es el camino".

"Solo desde la responsabilidad, la unidad y el sacrificio lograremos vencer a la pandemia que asola a todos los países", ha subrayado, y ha agradecido la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

Las protestas son análogas a las vividas la jornada anterior, cuando los disturbios tuvieron como escenario Barcelona, Valencia, Burgos y, Santander. En este último caso el fuerte despliegue policial impidió la concentración, pero no que los manifestantes se dispersaran por las calles cercanas a la plaza del Ayuntamiento, acordonada, y repitieran la quema de contenedores.

Las protesta más virulenta fue la ocurrida en la capital española, donde los enfrentamientos dejaron doce heridos, tres de ellos policías, y 32 detenciones.

Desalojados de la Puerta del Sol, donde se había convocado una manifestación a las 22.00 bajo el lema 'Salimos a la calle, el pueblo está cansado', el centenar de asistentes se trasladó a Ópera y, tras esta concentración varias decenas de personas fueron a Plaza de España, donde instalaron barricadas y quemaron contenedores para cortar la Gran Vía.

Estos individuos, disueltos por la Policía, lanzaron objetos a los agentes, piedras contra escaparates de algunos comercios y destruyeron mobiliario de la principal arteria madrileña.

También arrojaron piedras y quemaron contenedores los manifestantes de Logroño, que como ocurriese el viernes en Barcelona han saqueado comercios y roto escaparates, unas acciones violentas que la Policía Nacional ha buscado frenar con cargas con material antidisturbios.

Fue el desenlace de una protesta previa, pacífica, a la que asistieron algunos hosteleros, y a la que siguió el hostigamiento a la Policía de unos 150 radicales. El saldo deja seis detenciones y siete agentes heridos.

La presidenta riojana, Concha Andreu, ha criticado un suceso "intolerable". "No permitiremos que unos pocos violentos destrocen el bien común", ha afirmado en Twitter sobre unos incidentes que se vivieron también en Haro. El Ayuntamiento ha señalado este domingo que "Logroño amanece triste y sobrecogida".

En el País Vasco cuatro jóvenes han sido detenidos en el centro de Bilbao. En Vitoria se han producido actos de vandalismo en el centro de la ciudad y en San Sebastián, Arrasate y Eibar, en Guipúzcoa, se han registrado daños por la quema de contenedores de basura.

Los fuegos y las carreras se han vivido también en la barriada de Huelin, en Málaga.

La filiación política de los manifestantes ha generado polémica después de que, en el caso de Barcelona, el director de los Mossos atribuyera la violencia a grupos de extrema derecha organizados, lo que provocó la queja de Vox, que culpa de los altercados a la extrema izquierda y a extranjeros, al tiempo que respalda las concentraciones.