La sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán no provocará un choque de trenes entre los dos grandes partidos, PSOE y PP, que tienen la convicción de que el fallo judicial conseguirá un respaldo amplio por parte tanto de los magistrados progresistas como de los conservadores. Fuentes socialistas aseguran que en los últimos meses el tribunal ha logrado una dinámica de trabajo que justifica esa convicción y que, a su juicio, dotará el fallo de mayor "legitimidad". Fuentes del Constitucional también suscriben esa tesis al negar la existencia de esa línea divisoria, que atribuyen a las críticas que los propios partidos han vertido con los jueces de uno u otro signo.

Uno de los detonantes de esa paz interna, tras el rosario de recusaciones de magistrados que llevaron casi a la parálisis al Constitucional desde que abrió el debate sobre el recurso del PP contra el Estatut, en febrero del 2007, es la conclusión de que será el actual tribunal el encargado de firmar la sentencia, después de que el PSOE haya asumido como imposible que el Senado renueve a los cuatro jueces cuyo mandato ha expirado. Fuentes socialistas en el Senado culpan de ese bloqueo al PP por elegir como candidatos a Francisco Hernando y Enrique López, que el PSOE se niega a asumir.

Las deliberaciones del Constitucional, por tanto, van a buen ritmo, con la idea de que la sentencia pueda estar lista para el primer trimestre del próximo año, a final de febrero, según fuentes socialistas, a más tardar "antes de Semana Santa".

El grupo del PSOE en el Senado asegura que en el nuevo periodo de sesiones tratará de reabrir las negociaciones con el PP, pero con el convencimiento de que "no servirá de nada". El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, envió un mensaje al PP para que valoren el trabajo del Constitucional y no bloqueen la renovación de los cuatro magistrados que debe nombrar el Senado.