El pasado jueves España sufrió la segunda baja en Irak. ¿Si llega al Gobierno mantendrá el actual despliegue de tropas o lo reducirá en tanto no se garantice la seguridad de los soldados?-- No cambiaré la política exterior, que está consolidada. Si ahora España se marchara de Irak, como pide la oposición, aquello sería la selva. Estamos allí para garantizar la seguridad, y me causa estupefacción que la ONU, tras pedir ese mismo esfuerzo a todos los países, haya anunciado que se retira de Irak por la inseguridad. ¡Es la monda!

¿Quedará en entredicho el apoyo del Gobierno a la guerra si no aparecen las armas de destrucción masiva de Sadam?-- No sé si quedará en entredicho, pero todas las resoluciones de la ONU le exigían que entregase sus armas de destrucción masiva. Es verdad que no han aparecido, pero haberlas, las había. De hecho, Sadam las usó contra los kurdos.

¿Está España más aislada que nunca en Europa?-- No. Francia, Alemania, Bélgica y Luxemburgo se opusieron a la guerra frente a los demás socios, que no éramos los menos. Y en la Convención europea Aznar defiende los intereses legítimos de España. El debate sobre el reparto de poder de la UE no es nuevo: cuando se produjo el ingreso de Austria, Suecia y Finlandia, el Gobierno socialista mantuvo una postura similar a la nuestra.

¿En qué se va a notar esa diferencia de talante entre usted y José María Aznar a la que tanto se alude?-- Cada uno es como es, pero yo llevo en este proyecto, siempre con Aznar, desde el año 1990. Como me conozco a mis clásicos, antes de ser nombrado secretario general del PP ya dejé muy claro que no soy un acomplejado ni necesito diferenciarme de nadie.

La delincuencia es una de las grandes preocupaciones sociales. ¿Cómo propone afrontarla?-- En el 2002 diseñamos un plan que, junto a varias reformas legales, prevé un importante incremento del número de agentes en el 2003 y el 2004. Garantizo que si gobierno este aumento se mantendrá en los próximos años.

Antes de ser elegido sucesor propuso una ley de cohesión educativa. ¿Será una prioridad?-- El actual modelo educativo es razonable, pero en la práctica siempre es posible mejorarlo. Creo que en la educación faltan más contenidos comunes para toda España.

¿Tiene alguna receta para abaratar el precio de la vivienda?-- Si tuviera alguna receta efectiva ya se habría aplicado, pero creo que hay que liberalizar más el suelo y ofrecer más pisos de protección oficial a la gente joven con dificultades económicas.

¿La reforma fiscal que promete será efectiva en el 2005?-- Esa va a ser la tendencia de los próximos años. Hay margen para bajar impuestos, porque ello permite recaudar más. Concretaré mi proyecto en los próximos meses.

¿Planteará otra reforma laboral?-- Ya he garantizado a la patronal y los sindicatos que todos los pasos que se den serán fruto del acuerdo. Quiero preservar la paz social.

Como nuevo líder del PP, en el horizonte inmediato afronta dos elecciones: Madrid y Cataluña. Si en el Parlamento catalán no se puede reeditar el pacto CiU-PP, ¿qué alianza poselectoral le inquieta más?-- La que menos me gustaría es aquella que afectara a la estabilidad institucional. Cuanto más nos alejemos del mantenimiento de la Constitución y el Estatuto, peor irán las cosas.

Si usted en las generales gana pero no logra mayoría absoluta, ¿volverá a intentar pactar con CiU, como hizo Aznar en 1996?-- Desde luego, creo que el acuerdo fue bueno para el conjunto de España y también para Cataluña. Yo apuesto por esa fórmula y contemplo con una cierta tristeza que el candidato de CiU diga ahora que no va a pactar con el PP.

¿Mantendrá la oferta de Aznar a los nacionalistas catalanes para que entren en el Gobierno, tenga o no mayoría absoluta?-- Creo que sería bueno que CiU pudiera incorporarse al Gobierno de España, si eso significara que deja de poner en tela de juicio de manera continua las reglas de juego. Eso no es bueno. Lo cual no quiere decir que no se puedan revisar las reglas de juego, pero no se puede someter a un país a una discusión eterna sobre sus reglas.

¿Sería el PP tan refractario a la reforma estatutaria catalana sin el problema que supone la violencia terrorista en el País Vasco?-- No sé. Para modificar las reglas de juego se requiere fundamentalmente lo siguiente: que haya una auténtica necesidad, que haya consenso y que haya oportunidad, que es muy importante. Y la valoración conjunta de estos tres factores me hace pensar que la reforma del Estatuto catalán no es ahora una prioridad básica.

Pero usted también ha dicho que la Constitución no es intocable, que se pueden hacer reformas que no afectan a lo sustancial...-- En este momento no me parece razonable, no veo ninguna necesidad, no veo consenso y no veo oportunidad. A partir de ahí lo que digo es que la Constitución no es algo absolutamente intocable. Sería absurdo. Y luego digo otra cosa, y es que hay unos cuantos temas en la Constitución --el sistema político, la monarquía parlamentaria, el sistema de derechos y libertades, la igualdad, la unidad nacional y el modelo social-- que no son modificables.

¿Está satisfecho del funcionamiento del Senado, cuya reforma propugna el PSOE?-- No es tanto que yo esté satisfecho o no esté satisfecho. La pregunta correcta es: ¿qué es lo que exactamente pretendemos? Es decir, ¿qué es lo que queremos hacer? y ¿qué es lo más útil para reformar el Senado?

Pero el Senado, a pesar de lo que dice la Constitución, no es una verdadera Cámara de representación territorial, sino de segunda lectura...-- Sí, claro, claro, no le digo que no. Pero también le digo, y ese tema me lo he estudiado bien, que en Alemania, por ejemplo, no están muy contentos del funcionamiento de su segunda Cámara, que está formada por personas que designan directamente los gobiernos de los länder.

¿Tiene el PP en estudio la suspensión de la autonomía vasca, como ha propuesto el presidente de la CEOE, José María Cuevas, entre otros?-- No, no está en estudio. Creo que todos debemos hacer el mayor esfuerzo del que seamos capaces para no colocarnos en situaciones límite. Es verdad que si Ibarretxe sigue adelante con su plan nos va a colocar a todos en una situación límite, pero si va por la vía legal, la que está prevista en los textos que todos aprobamos, incluso el Estatuto, nosotros votaremos lo mismo que votamos en su día, las reglas de juego que se dieron la mayoría de los vascos. Nuestra apuesta principal sigue siendo la defensa de la libertad, porque el principal problema es la garantía de los derechos básicos de las personas. Y en tercer lugar, vamos a intentar propiciar que haya una alternativa al PNV. Eso es bueno y hasta es necesario en defensa de unos principios que fueron votados por la mayoría de la gente y son perfectamente defendibles.