La contrapropuesta presentada ayer por el vicepresidente económico, Pedro Solbes, a los partidos catalanes sobre la fórmula de financiación que figura en el proyecto de nuevo Estatuto catalán arrambla con toda relación de bilateralidad y elimina la posibilidad de que la Generalitat recaude y gestione todos los impuestos. Ya se esperaba una contrapropuesta a la baja, que siempre se podría negociar, pero el documento de Solbes recorta el texto de casi toda concreción para que queden principios genéricos, y difícilmente va a ser aceptado por los partidos catalanes.

Aunque no se citan qué tributos se piensan ceder ni en qué porcentaje --eso se deja para el Consejo de Política Fiscal y Financiera-- la intención parece ser la de mantener el sistema actual de una bolsa de impuestos (IRPF, IVA y especiales), aunque mejorado.

Representa, sin embargo, un retroceso en relación a lo que establecía el Estatuto de 1979 hoy vigente, aunque nunca aplicado.

Solbes quiere que la preeminencia de la LOFCA, la ley orgánica de financiación de las comunidades autónomas, se recoja explícitamente en el Estatuto, al citarla como "marco" para regular las relaciones financieras entre el Estado y la Generalitat.