El PSOE y la Moncloa trataron ayer, hasta el último minuto, de evitar la comparecencia urgente de José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso de los Diputados, solicitada por el PP, ERC-IU-ICV y el grupo mixto, para que rinda cuentas sobre la marcha de la crisis económica. Al final, el PSOE logró evitar un pleno extraordinario la próxima semana, en plenas vacaciones parlamentarias. Pero, víctima de su soledad parlamentaria, para no perder la votación en la diputación permanente hubo de aceptar que Zapatero comparezca ante la Cámara baja en la primera sesión de febrero, y que vuelva a hacerlo antes de julio.

La espectacular escalada del paro, que en un año ha dejado sin empleo a casi un millón de personas, está debilitando la ya precaria red parlamentaria del Gobierno. Lo vivido en los últimos dos días en el Congreso pone de manifiesto que aumentan las dificultades del PSOE para cosechar apoyos, ya padecidas a cuenta de los presupuestos del 2009, que prosperaron por escaso margen. Y es que la recesión, epicentro político del 2009, deja a Zapatero a merced de las críticas de la práctica totalidad de los grupos, salvo el suyo.

Ayer fueron diversos los portavoces que censuraron la actitud de Zapatero, al que reprocharon que solo dé explicaciones sobre los tres millones de parados en los medios de comunicación. La oposición, desde el PP a ERC, lamentó que el presidente, en vez de explicarse ante la Cámara, emita mensajes optimistas mediante una nueva web gubernamental y acuda a Onda Cero o a la próxima edición del programa Tengo una pregunta para usted.

El PSOE tuvo ayer la satisfacción, con todo, de ver cómo a última hora el PP se quedaba solo al mantener su demanda de que Zapatero acudiera al Congreso la próxima semana. Y, pese a que su intención era impedirla, restó importancia a la comparecencia de febrero. Es más, el socialista Ramón Jáuregui presentó como una aclaración lo que en realidad era una rectificación. Si por la mañana avanzó la voluntad presidencial de "comparecer trimestralmente" en el Congreso para abordar la crisis, por la tarde aclaró que en realidad solo celebrará dos plenos monográficos: el de febrero y otro más antes del verano.

TACTICAS POLITICAS Los socialistas admiten que los pactos poselectorales en Euskadi serán determinantes en la búsqueda de alianzas estables en el Congreso que eviten negociaciones in extremis como la de ayer. Caben dos opciones: que las urnas condenen al PNV a la oposición en Euskadi, con lo que el PSOE no tardaría en volver la vista hacia CiU, o una entente entre socialistas y nacionalistas vascos, que brindaría a Zapatero el respaldo de estos últimos en Madrid.

Fuentes de ERC admitieron ayer, tras aceptar la comparecencia de febrero, que tanto el PSOE como el Gobierno presionaron a los republicanos hasta el último minuto. Como también lo hicieron con CiU, que se mantuvo firme para acabar aceptando el mismo pacto que ERC-IU-ICV.

Jáuregui no ocultó su enfado por la exigencia de que Zapatero acudiera a la Cámara. En una agria intervención, acusó al PP de oportunismo y sacó pecho recordando las cinco intervenciones de Zapatero en el Congreso en los últimos meses. El diputado socialista aseguró que en ningún país europeo el jefe del Ejecutivo comparece con una periodicidad mensual.

Los socialistas, nuevamente solos, también hubieron de transigir ante la oposición al aceptar que la ministra de Fomento acuda al Congreso, esta vez con carácter extraordinario, para explicar el caos del aeropuerto de Barajas durante la nevada de la pasada semana en Madrid. Magdalena Alvarez comparecerá el 27 de enero, pero ayer el socialista Salvador de la Encina anticipó sus argumentos, al culpar a Iberia de los retrasos por su "fracaso" en la negociación del convenio de los pilotos.