Tres de cada cuatro españoles niegan que José Luis Rodríguez Zapatero sea un peligro para la unidad de España. Solo una quinta parte está de acuerdo con la peligrosidad del jefe del Gobierno para esa unidad, según la encuesta electoral elaborada para los diarios de Grupo Zeta por el Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (GESOP).

Unicamente entre los electores del PP se da un porcentaje elevado (la mitad) de convencidos de que la política territorial de Zapatero es capaz de desmembrar España. Entre los votantes del PP, los contrarios a esta tesis solo están seis puntos por debajo de los anteriores.

En los demás grupos de electores, el porcentaje más elevado, aunque exiguo, se da entre los votantes de ERC y CiU. Entre los electores del PSOE, la proporción de los que creen en la peligrosidad de Zapatero es similar a la de los de CiU. Casi ningún elector de IU+ICV-EUiA acusa de desintegrador a Zapatero.

MADRILEÑOS Y CASTELLANOS Con arreglo a la distribución territorial de los encuestados, catalanes y vascos son los que menos creen en el carácter desintegrador del líder del PSOE. Los madrileños y los castellanos arrojan los mayores índices contra Zapatero, que en el primer caso supera la tercera parte y en el segundo queda algo por debajo. No obstante, en todas las comunidades autónomas son mayoría absoluta los que no creen en la imagen destructora de España que el PP y el Episcopado quieren dar de Rodríguez Zapatero.

Atendiendo a los segmentos de encuestados según el sexo, la edad, el nivel de estudios y la dimensión del municipio, absolutamente todos arrojan porcentajes a favor o en contra de la tesis planteada que se sitúan próximos a la media general. Es decir que todos los grupos rechazan la tesis de que Zapatero sea un peligro para la unidad. La única excepción son los votantes del PP y, aun así, por poco.

Por contra, los españoles están divididos por igual ante la pregunta de si el PP es o no un partido radical. Es evidente que la crispación mantenida sistemáticamente por la dirección popular abona este empate.

CONSPIRACION DESHINCHADA La agitación promovida por el PP a lo largo de la legislatura ha impulsado a la mitad de los españoles encuestados a concluir que la derecha española es radical. No en el sentido que se le da, por ejemplo, en Italia, donde el Partido Radical fue capaz de acoger con entusiasmo en su seno a la diva del estriptís Cicciolina.

La teoría de la conspiración en los atentados de Madrid, que la justicia desmontó; el acoso permanente al Gobierno del PSOE por los intentos de alcanzar la paz en Euskadi, que en su tiempo también intentó llevar adelante José María Aznar; las movilizaciones --arropadas por los obispos y diversos medios de comunicación-- contra diversas leyes aprobadas por el Parlamento y decisiones del Gobierno (como el matrimonio entre homosexuales o la polémica asignatura Educación para la Ciudadanía) han sido los principales impulsores del extremismo.

Todos los grupos de electores, a excepción de los del PP, aseguran que la derecha española es una formación radical. Este convencimiento lo expresan todos los grupos por sobrada mayoría absoluta, con la cota máxima entre los votantes del PNV y la mínima, en los del PSOE.