EN SAN MAMES el minuto de silencio fue de ocho segundos. Eran una minoría, pero el griterío y los pitidos procedentes del fondo norte, donde están los simpatizantes de la izquierda aberzale, rompieron el silencio que se iba a guardar en el campo en memoria de Isaías Carrasco. Era la primera vez que un gesto semejante se producía en la Catedral como denuncia de un atentado de ETA, pero los radicales evitaron que prosperara. Las protestas de buena parte de 32.000 aficionados contra el boicot al silencio alimentaron una tensión que el árbitro zanjó dando comienzo al partido.