Aunque en las filas socialistas cunde el pesimismo sobre el proceso de paz, desde la Moncloa aún se vislumbra un halo de esperanza. Pese a la reactivación de ETA en Francia y de la violencia callejera en Euskadi, José Luis Rodríguez Zapatero aseguró ayer que mantiene su "expectativa objetiva" en que el alto el fuego conduzca al fin del terrorismo en España. Zapatero ataja así las crecientes dudas sobre la tregua que han anidado incluso entre los dirigentes del PSOE, muchos de los cuales confiesan en privado que no comparten el cauto optimismo del presidente.

En la clausura de la 22 cumbre hispano-lusa de Badajoz, Zapatero garantizó ayer que, ocho meses después de que ETA decretara el alto el fuego, el Gobierno mantiene la "expectativa objetiva" de que el proceso llegará a buen puerto. El presidente, además, ratificó su "respeto" a las víctimas del terrorismo: "Han sufrido mucho y deben tener todo el reconocimiento".

Ante la "posición de oposición" del PP, al que reprochó que, tras "1.275 días sin víctimas mortales de ETA", no haya apoyado al Gobierno "ni un solo día", el presidente enfatizó que, por muchos escollos que surjan en este camino "largo y duro", su "deber ético" es explorarlo. Y el de todo "demócrata", agregó en referencia a Mariano Rajoy, es dejar esta cuestión "fuera del debate partidista".

CONSECUENCIAS, JUDICIALES Pero algo sí ha cambiado desde que, el 24 de octubre, Zapatero definió el robo en Francia, por parte de ETA, de 350 armas como un hecho "serio y grave" que, advirtió, "tendrá consecuencias". Ayer, en cambio, el presidente circunscribió esas "consecuencias" a dos: la primera, que los autores del robo "responderán de ello ante la justicia"; la segunda, que el Gobierno extremará la vigilancia para "acreditar la voluntad de ETA de abandonar las armas".

La nubes sobre el proceso de paz proceden de los dos lados de los Pirineos. En Francia, recientemente unos etarras intentaron sin éxito otro robo, en este caso de explosivos, mientras las autoridades policiales airean, para enojo del Gobierno español, que la banda sigue activa.

En Euskadi, Batasuna rehúsa legalizarse sin garantías y se enroca en la autodeterminación y la anexión de Navarra, lo que impide desatascar una mesa de partidos que, según el Ejecutivo, sería la válvula de escape de las tensiones con ETA. Y en Madrid, los jueces redoblan la presión sobre el entorno etarra, alimentando una confrontación que, con la huelga de hambre del etarra Iñaki de Juana Chaos como banderín de enganche, está haciendo descarrilar el proceso.

COMUNICACION ABIERTA Así las cosas, muchos responsables del Gobierno y el PSOE se preguntan si el proceso tiene bases tan sólidas como Zapatero deja entrever. Los más cercanos al presidente dicen que la vía de comunicación abierta con la cúpula de la banda no se ha interrumpido, lo que explicaría que el presidente mantenga la esperanza.

Temerosos de una inminente ruptura del alto el fuego, estos dirigentes socialistas defienden que, para preparar a la sociedad, el Gobierno acentúe los ataques al PP por minar las esperanzas de paz y endurezca el discurso de firmeza ante ETA. Ayer Zapatero siguió el primer consejo; del segundo hizo caso omiso.