Ni la dureza de la crisis, ni el descanso en Lanzarote han alterado un ápice la hoja de ruta del presidente del Gobierno. José Luis Rodríguez Zapatero compareció ayer tras el primer Consejo de Ministros posvacacional con el mismo optimismo antropológico de siempre. Aunque reconoció que "nos esperan meses difíciles", sostuvo, una vez más, que "la fase más aguda de la crisis ha pasado" y llamó al "esfuerzo colectivo" para iniciar la recuperación lo antes posible.

Tampoco las acusaciones de espionaje del PP o el enfrentamiento con la patronal a cuenta del abaratamiento del despido parecen haber hecho mella en el presidente. A los conservadores les ofreció pactos en educación y energía y anunció que reabrirá el diálogo social con vistas a la nueva ley de sostenibilidad de la economía. A los ciudadanos les recetó una dosis de tranquilidad frente a la gripe A. También minimizó el fantasma de la subida fiscal que sus ministros han agitado durante el verano al adelantar que será "temporal y limitada", pero no dio más pistas.