Mohamed Achraf, presunto cerebro del plan que pretendía volar con media tonelada de explosivos la Audiencia Nacional, será extraditado por las autoridades suizas, según anunció ayer el Ministerio de Justicia helvético. De nacionalidad se supone que argelina, Achraf era, dentro de la operación Nova lanzada por el juez Garzón, el elemento catalizador de un grupo de ideología salafista que se formó en el 2001 en España, después de que varios de sus miembros coincidieran en la cárcel salmantina de Topas.

IMPUGNAR LA MEDIDA Ante la orden de extradición, el presunto terrorista tiene todavía, según Europa Press, la opción de presentar un recurso en el plazo de 30 días, pero en principio el propósito del Ministerio de Justicia de Suiza es satisfacer la petición cursada por España. De completarse el traslado, Achraf ingresará en prisión acusado de terrorismo por un golpe de suerte. En agosto, la policía suiza le arrestó como a un sin papeles más. Había llegado al país alpino en el 2003 bajo el nombre falso de Kamel Sadi y pidió asilo político. No se le concedió.

A PUNTO DE ESCAPAR Cuando Suiza estaba a punto de expulsarle, las autoridades españolas descubrieron su pista e iniciaron los trámites de extradición.

Las autoridades suizas han mantenido encarcelado a Achraf por los preparativos que supuestamente coordinó desde ese país, pero han optado --según han explicado al confirmar la extradición-- por entregarle a la justicia española, ante la gravedad de los hechos que se le imputan.

La investigación coordinada por Garzón sostiene que el plan destinado a destruir el edificio de la Audiencia Nacional no era una simple amenaza, sino que Achraf había dado ya pasos para cometer el atentado. El no sólo se encargaba de la financiación, sino que tenía previsto autoinmolarse en la acción suicida.

Tras varias jornadas de vigilancia, el líder del grupo, autodenominado Mártires por Marruecos, había concluido que la Audiencia Nacional era un objetivo factible, y había encargado a uno de sus colaboradores que adquiriera los explosivos a un traficante de Almería que aún no ha podido ser identificado.

VEROSIMILITUD No obstante, el detalle que sin duda dio verosimilitud al plan fue el hecho de que las huellas dactilares de otro integrante de la célula integrista, Djamel Sediki, fueran halladas en uno de los libros del piso de Leganés (Madrid) en el que se suicidaron siete de los autores de los atentados del 11-M.