Faltaban cinco minutos escasos para que llegara Mariano Rajoy. Arsenio Fernández de Mesa, delegado del Gobierno central en Galicia cuando la catástrofe del Prestige y ahora diputado del PP en el Congreso, se movía raudo y veloz de un lado al otro. Puro nervio. "¿Y tú, qué le vas a preguntar?... No, mejor pregúntale por la pérdida de los fondos de cohesión europeos".

El presidente del PP se enfrentaba ayer al mediodía en A Coruña a un tú a tú con un centenar de jóvenes gallegos. O eso era lo que había anunciado su partido. Al puro estilo anglosajón, Rajoy se apoyaba en el centro de un escenario sobre un taburete. Tras él, un gran cartel con la palabra Falamos (Hablamos). Y envolviéndole en un semicírculo de sillas, lo que se presumía el batallón de sus incisivos interrogadores. Pero oídas las posteriores preguntas, James Dean se hubiera precipitado directamente a través de la gran cristalera que daba, a un costado de la sala del hotel donde se celebraba el acto, al puerto coruñés. ¿Rebeldía entre los jóvenes?, ninguna.

"Primero haré una pequeña introducción, y luego me preguntáis todo lo que queráis", arrancó el líder conservador.

María es una joven estudiante de Bachillerato de A Coruña. Rubia, delgada, muy maquillada. Antes de empezar, explicaba que está "afiliada al PP" y que iba a preguntar a Rajoy "cuál de los tres proyectos-- el de Manuel Fraga, el del socialista Emilio Pérez Touriño o el del nacionalista Anxo Quintana-- es mejor para Galicia". Pero, al final, de sus labios brotó otra sagaz consideración: "¿Cuál cree que es el peor ministro de Zapatero?". Ni a Franco le ponían tan fáciles los atunes en la caña de pescar.

"Ahí me has cazado", sonrío complacido Rajoy. "Es la mejor pregunta que me han hecho", añadió, intentando lucir su retranca de gallego. "La de Vivienda María Antonia Trujillo apenas tiene competencias. Pero desde luego, el comportamiento que ha tenido la de Fomento Magdalena Alvarez "con Galicia es una indecencia". En sus palabras preliminares, había asegurado que Zapatero "ha prohibido" a Alvarez participar en la campaña para no poner en evidencia "la paralización" del plan Galicia.

Vestimenta informal

El líder del PP sudó menos que nunca, y no sólo porque en esta ocasión hubiera prescindido de la corbata y llevara el cuello de la camisa desabrochado. Todas sus respuestas eran aplaudidas a rabiar. A Iván Martínez debieron enrojecérsele las palmas de las manos. Confesó al periodista que su madre, Mari Cruz Sabio, es concejal del PP en Ortigueira, y que la habían "llamado por teléfono" para preguntarle si él podía asistir. También a Consuelo y a otra María, ambas de Laracha y militantes del partido en la provincia de A Coruña, como casi todos los presentes. El más díscolo confesaba el pecado de ser sólo "simpatizante" del PP.

Bea fue otra de las admiradoras de Rajoy que se atrevió a coger el micrófono. Otro atún en el anzuelo. "Cuando Touriño era secretario de Estado, las infraestructuras se acababan en Castilla. ¿Cómo puede presentarse con este aval sin sonrojarse?". "Porque tiene el rostro más duro que el pedernal", contestó con deleite Rajoy, que tuvo así la ocasión servida en bandeja para repetir otro de sus argumentos preferidos en esta campaña: "Touriño no tiene talla para ser presidente de Galicia. Es medio candidato, porque el otro medio es Quintana. Sólo le ganan a Fraga en que tienen menos años, como si uno tuviera culpa del año en el que ha nacido".

Teresa no se quedó a la zaga a la hora de masajear al líder. "Hay rumores de que después del verano habrá una remodelación del Gobierno central . ¿Cree que Zapatero puede cambiarlos a todos?". Este sí que fue un buen día pesca para Rajoy. "Quizá no sería nada malo para España, porque éste es el peor Gobierno que ha habido desde 1977. Con Felipe González, Boyer, Solchaga o Almunia podías no estar de acuerdo, pero era gente de otra pasta. Ahora este Gobierno parece un patio de colegio". Oportuno símil. Los alumnos de don Mariano le dedicaron al maestro un largo aplauso y, con la lección bien aprendida, se fueron felices a casa.