La presidenta andaluza Susana Díaz imprime ya velocidad de crucero a su carrera por liderar el PSOE. Su secretario de organización Juan Cornejo ya reconocía este lunes sus preferencias acerca de que en el congreso que dirimirá el futuro del partido “no solo se conozca qué queremos hacer, sino con quién lo queremos hacer”. Y a esa tarea se ha entregado Díaz con fervor, marcando dos hitos destacados en su agenda. Primero buscará fortalecer su perfil institucional y de estadista con una visita que inicia hoy aBruselas, donde se reunirá con dirigentes de la UE y militantes, y a mediados de mes exhibirá su poderío orgánico en un mitin en el que buscará el respaldo del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

En los últimos días, Díaz ha tratado de apagar el discurso delexsecretario general del partido Pedro Sánchez tachándolo de “personalista” y de buscar más la recomposición de su figura que el bien del PSOE. De ahí sus palabras insistiendo en que lo que ahora mismo necesitan los socialistas es recomponer elproyecto de partido, las famosas costuras, y luego pronunciarse sobre quién pilotará ese PSOE renacido. Pero sus actos apuntan a que se trata de un paquete conjunto, que ella quiere llegar a ese congreso de refundación como única candidata para ser proclamada nueva secretaria general. Y su número 2 en el partido ya apunta abiertamente en ese sentido.

MENSAJE CONTRA LA AUSTERIDAD

De momento, la presidenta de la Junta de Andalucía sigue buscandoadhesiones a su figura y reuniones que la visibilicen no solo como la referencia orgánica e institucional del PSOE, sino también la líder de la oposición ‘in pectore’ al Gobierno de Mariano Rajoy. Así se entiende que el secretario general del PSC Miquel Iceta se citara con ella en la sede del PSOE andaluz para suavizar roces, o que ella se pronuncie acerca de cada decisión que se produce en el Congreso de los Diputados.

El siguiente hito en esta carrera será la intensa gira que inicia hoy martes en Bruselas, y que la llevará a reunirse con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, y con tres comisarios de la Comisión Europea: la vicepresidenta de la CE y alta representante para la Política Exterior de la UE Federica Mogherini; la comisaria de Política Regional, Corina Cretu; y el comisario de Asuntos Económicos Pierre Moscovici. Asimismo, aprovechará la ocasión para encontrarse con el presidente del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, Gianni Pittella; y realizará una intervención ante los diputados socialistas en la Eurocámara, entre los que se encuentran Elena Valenciano, vicepresidenta del grupo socialista europeo, y Ramón Jáuregui, portavoz europarlamentario de los socialistas. Tampoco dejará de lado a los militantes, con quienes se ha citado en la tarde de este martes.

Del marcado carácter político de esta gira da cuenta el que, pese a que estos viajes son habituales entre los presidentes autonómicos para defender sus intereses regionales, el portavoz de la Junta de Andalucía justificara el desplazamiento para defender el mensaje de que “hay que poner fin a la política de austeridad a ultranza que tanto daño ha causado a los países del sur de Europa”.

BAÑO DE MASAS EN JAÉN

El siguiente paso llegará a mediados de mes. El PSOE-A anunciaba este lunes que para el día 16 prepara un multitudinario mitin en Jaén. Se espera una auténtica exhibición de músculo, dado que se trata de una de las provincias granero del partido junto con Sevilla, donde menos se han visto castigados sus siglas, y además su líder provincial Francisco Reyes aparece en todas las quinielas para suceder a Díaz al frente del partido cuando se salte a Madrid. La excusa de ese mitin, el terreno donde la andaluza mejor se desenvuelve y gana enteros, es conmemorar los seis años de la entrada en vigor de la Ley de Dependencia que aprobó el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

De hecho, éste acudirá al evento para dar el respaldo y el calor que faltó hace unos días en el almuerzo que Díaz compartió con el otro expresidente socialista, Felipe González. La excusa es por tanto doble: mostrar el respaldo de buena parte del aparato socialista y la militancia, al menos la andaluza, y sacar pecho por una de las pilares de la política socialista, la dependencia, terreno en que siempre se ha reprochado desde Andalucía la escasa implicación del gobierno del PP, que la consideró insostenible.